Otros que ya lo han encontrado y ya se han decepcionado, piensan: “cuando me separe, entonces seré feliz”. Algunos piensan: “cuando tenga hijos seré feliz y otros, cuando se marchen, entonces comenzará mi felicidad”. La vida no funciona así. Podrás tener riquezas y ser infeliz, estar rodeado de las personas más amorosas y vivir las circunstancias ideales, …pero eso no quitará de ti todos tus males.
Es que la felicidad no se descubre al encontrar a la persona apropiada, …sino en ser la persona adecuada. La felicidad no está en encontrar a quien te haga feliz, …sino en aprender a traer felicidad a los que te rodean.
La felicidad la encuentra la persona que aprende a vivir sabiamente. Establece relaciones saludables, pon límites, acepta lo bueno y rechaza lo cuestionable. Es feliz quien se acerca a las personas sin sospecha pero con prudencia y se aleja de quienes le hacen daño, sin maltratar pero con inteligencia. La felicidad la encuentra quien aprende a usar las cosas y no a las personas, quien no abusa ni permite el abuso.
No es feliz quien nunca recibe heridas sino quien sabe cómo evitarlas y, cuando es imposible, sabe cómo curarlas. No es feliz quien nunca tiene problemas o todo lo tiene resuelto, …sino quien cuando los problemas llegan sabe enfrentarlos sabiamente, y cuando no puede, busca ayuda inmediatamente.
Por nuestro propio bien, dejemos de buscar la felicidad en las cosas, personas o circunstancias que nos rodean y comencemos a cambiar desde nuestro fondo interior. |