¿Es necesario ser como un camaleón para sentirse cómodo frente a otros?, es decir ¿ser diferente dependiendo del grupo con el que se comparte momentos y espacios?......
Desde lo más profundo de mi ser tengo la convicción de que la autenticidad se forja en la medida en que el modo de ser y de sentir de una persona, y la capacidad de manifestar todo ello, no cambia….o mejor dicho trata de mantenerse estable y en equilibrio.
Si bien los seres humanos nos caracterizamos por nuestra adaptabilidad al medio, tal habilidad no implica diluirnos para ser aceptados ¿o sí?. Quizás la respuesta cambie de un individuo a otro, pues vivimos en una sociedad superflua donde impera la cultura de las apariencias, y el quedar “bien” ante los demás llega a ser un aspecto que determina la conducta de la mayoría; y el ser “diferente” porque se tiene otras formas de pensamiento y formas de manifestarlo, otro estilo de vida y de intereses, es motivo para ser tildado de “raro”, de “solitario”, del “con problemas”, etc.
Admirable la habilidad de un camaleón para pasar desapercibido, pocos notan su presencia, y esos pocos son aquellos quienes no solo ven lo que ven sus ojos, quienes no solo oyen lo que escuchan sus oídos, sino quienes sienten la esencia de su ser, sin importar cuál sea su apariencia. Por tanto; aspiro, no a ser como un camaleón, sino como aquel que identifica la presencia de un camaleón, para que, a pesar de las apariencias, pueda ser capaz de percibir el verdadero ser que hay detrás de lo que ven y escuchan mis sentidos, y con ello, aprender a valorar a las personas “diferentes” a mí.
Desde lo más profundo de mi ser tengo la convicción de que la autenticidad se forja en la medida en que el modo de ser y de sentir de una persona, y la capacidad de manifestar todo ello, no cambia….o mejor dicho trata de mantenerse estable y en equilibrio.
Si bien los seres humanos nos caracterizamos por nuestra adaptabilidad al medio, tal habilidad no implica diluirnos para ser aceptados ¿o sí?. Quizás la respuesta cambie de un individuo a otro, pues vivimos en una sociedad superflua donde impera la cultura de las apariencias, y el quedar “bien” ante los demás llega a ser un aspecto que determina la conducta de la mayoría; y el ser “diferente” porque se tiene otras formas de pensamiento y formas de manifestarlo, otro estilo de vida y de intereses, es motivo para ser tildado de “raro”, de “solitario”, del “con problemas”, etc.
Admirable la habilidad de un camaleón para pasar desapercibido, pocos notan su presencia, y esos pocos son aquellos quienes no solo ven lo que ven sus ojos, quienes no solo oyen lo que escuchan sus oídos, sino quienes sienten la esencia de su ser, sin importar cuál sea su apariencia. Por tanto; aspiro, no a ser como un camaleón, sino como aquel que identifica la presencia de un camaleón, para que, a pesar de las apariencias, pueda ser capaz de percibir el verdadero ser que hay detrás de lo que ven y escuchan mis sentidos, y con ello, aprender a valorar a las personas “diferentes” a mí.
No lo escribí yo, pero me pareció muy interesante y por ello se los comparto Lili