|
Canción para la luna
Blanca tortuga, luna dormida, ¡qué lentamente caminas! Cerrando un párpado de sombras, miras cual arqueológica pupila. Que quizá sea... (Satán es tuerto) una reliquia. Viva lección para anarquistas. Jehová acostumbra sembrar su finca con ojos muertos y cabecitas de sus contrarias milicias.
Gobierna rígido la faz divina con su turbante de niebla fría, poniendo dulces astros sin vida al rubio cuervo del día. Por eso, luna, ¡luna dormida!, vas protestando seca de brisas, del gran abuso la tiranía de ese Jehová que os encamina por una senda, ¡siempre la misma!, mientras él goza en compañía de Doña Muerte, que es su querida...
Blanca tortuga, luna dormida, casta Verónica del sol que limpias en el ocaso su faz rojiza. Ten esperanza, muerta pulida, que el Gran Lenín de tu campiña será la Osa Mayor, la arisca fiera del cielo que irá tranquila a dar su abrazo de despedida al viejo enorme de los seis días.
Y entonces, luna blanca, vendría el puro reino de la ceniza.
FEDERICO GARCIA LORCA
|
|