UN CUENTO DE Jorge BUCAY....
Un señor se hace a la mar a navegar en su velero y de repente, una fuerte tormenta lo sorprende y lo lleva descontrolado mar adentro. En medio del temporal el hombre no ve hacia dónde se dirige su barco. Con peligro de resbalar por la cubierta, echa el ancla para no seguir siendo llevado por el viento y se refugia en su camarote hasta que la tormenta amaine un poco. Cuando el viento calma, el hombre sale de su refugio y recorre el velero de proa a popa. Revisa cada centímetro de su nave y se alegra al confirmar que está entera. El motor enciende, el casco está sano, las velas intactas, el agua potable no se ha derramado y el timón funciona como nuevo.
El navegante sonríe y levanta la vista con intención de iniciar el retorno a puerto. Otea en todas las direcciones pero lo único que ve por todos lados es agua. Se da cuenta de que la tormenta lo ha llevado lejos de la costa y de que está perdido.
Empieza a desesperarse, a angustiarse...
Como les pasa a algunas personas en momentos demasiado desafortunados, el hombre empieza a llorar mientras se queja en voz alta diciendo:
- ESTOY PERDIDO...ESTOY PERDIDO..QUÉ BARBARIDAD...
Y se acuerda de que él es un hombre educado en la fe, como a veces pasa, lamentablemente sólo en esos momentos, y dice:
-Dios mio, estoy perdido, ayúdame. Dios mío, estoy perdido...
Aunque parezca mentira, un milagro se produce en esta historia: el cielo se abre -un círculo diáfano aparece entre las nubes-, un rayo de sol entra, como en las películas, y se escucha una voz profunda (¿Dios?) que dice:
-¿QUE TE PASA?
El hombre se arrodilla frente al milagro e implora:
-ESTOY PERDIDO, NO SÉ DONDE ESTOY, ESTOY PERDIDO, ILUMÍNAME, SEÑOR. ¿DONDE ESTOY...SEÑOR?..¿DONDE ESTOY?
En ese momento, la voz, respondiendo a aquel pedido desesperado, dice:
-ESTAS 38 GRADOS LATITUD SUR, 29 GRADOS LONGITUD OESTE -y el cielo se cierra.
- GRACIAS...GRACIAS...-dice el hombre.
Pero pasada la primera alegría, piensa un ratito y se inquieta retomando su queja:
-ESTOY PERDIDO...ESTOY PERDIDO!!!
Acaba de darse cuenta de que con saber dónde está, sigue estando perdido. Porque saber dónde estás no te dice nada respecto a dejar de estar perdido.
El cielo se abre por segunda vez:
¿QUÉ TE PASA?
- Es que en realidad no me sirve de nada saber dónde estoy, lo que yo quiero saber es adónde voy. ¿Para qué me sirve saber dónde estoy si no sé adónde voy? A mi lo que me tiene perdido es que no sé adónde voy.
-BIEN, -dice la voz- VAS A BUENOS AIRES- y el cielo comienza a cerrarse otra vez.
Entonces, ya más rápidamente y antes de que el cielo termine de cerrarse el hombre dice:
-¡ESTOY PERDIDO, DIOS MIO, ESTOY PERDIDO...ESTOY DESESPERADO!!!!
El cielo se abre por tercera vez.
- Y AHORA, QUÉ TE PASA?
- No ..es que yo, sabiendo dónde estoy, y sabiendo adónde voy, sigo estando tan perdido como antes, porque en realidad ni siquiera sé donde está ubicado el lugar adonde voy.
La voz le responde:
-BUENOS AIRES ESTA 38 GRADOS...
-¡No, no, no! -exclama el hombre. Estoy perdido, estoy perdido. ¿Sabes lo que pasa? Me doy cuenta de que ya no me alcanza con saber dónde estoy y adónde voy, necesito saber cuál es el camino para llegar, necesito el camino.
En ese preciso instante, cae desde el cielo un pergamino atado con un moño.
El hombre lo abre y ve un mapa marino. Arriba y a la izquierda un puntito rojo que se prende y se apaga con un letrero que dice: "USTED ESTÁ AQUI!!" Y abajo a la derecha un punto azul donde se lee:
"BUENOS AIRES"
En un tono fucsia fosforescente, el mapa muestra una ruta que tiene muchas indicaciones:
remolino
arrecife
piedritas...
y que obviamente marca el camino a seguir para llegar a destino.
El hombre por fin se pone contento. Se arrodilla, se santigua y dice.
-GRACIAS, DIOS MIO!....
Mira el mapa, pone en marcha el motor, estira la vela, observa para todos lados y dice:
-¡ESTOY PERDIDO, ESTOY PERDIDO!!!
Por supuesto.
Pobre hombre, sigue estando perdido.
Para todos lados adonde mira sigue habiendo agua, y toda la información reunida no le sirve para nada, porque no sabe hacia dónde empezar el viaje.
En esta historia, el hombre tiene conciencia de dónde está, sabe cuál es la meta, conoce el camino que une el lugar donde está y la meta adonde va, pero le falta algo para dejar de estar perdido.
¿Qué es lo que le falta?
SABER HACIA DÓNDE.
¿Cómo haría un señor que navega para determinar el rumbo?
Mirando una brújula. Porque solamente una brújula puede darle esta información.
Ahora que sabe dónde está, que sabe adónde va y que tiene el mapa que lo orienta, ahora, le falta la brújula...Porque si no tiene la brújula, de todas maneras, no sabe hacia donde emprender la marcha.
El RUMBO, es una cosa y la META, es otra.
La META es el punto de llegada; el camino es cómo llegar, EL RUMBO ES LA DIRECCION, EL SENTIDO...
y el sentido es imprescindible aunque lo único que puede aportarte sea saber dónde está el norte.
Si uno entiende la diferencia entre el RUMBO y la META, empieza a poder definir muchas cosas.
LA FELICIDAD ES, PARA MÍ, LA SATISFACCIÓN DE SABERSE EN EL CAMINO CORRECTO.
LA FELICIDAD ES LA TRANQUILIDAD INTERNA DE QUIÉN SABE HACIA DÓNDE DIRIGE SU VIDA.
LA FELICIDAD ES LA CERTEZA DE NO ESTAR PERDIDO.
En la vida cotidiana, las metas son como puertos adonde llegar, el camino serán los recursos que tendremos para hacerlo y el mapa lo oportará la experiencia.
No dudo de la importancia de saber dónde estamos...sin embargo...SIN DIRECCION NO HAY CAMINO!!!!!