La realidad y el Deseo...
La realidad, sí, la realidad, ese relámpago de lo invisible que revela en nosotros la soledad de Dios.
Es este cielo que huye. Es este territorio engalanado por las burbujas de la muerte. Es esta larga mesa a la deriva donde los comensales persisten ataviados por el prestigio de no estar.
A cada cual su copa para medir el vino que se acaba donde empieza la sed. A cada cual su plato para encerrar el hambre que se extingue sin saciarse jamás. Y cada dos la división del pan: el milagro al revés, la comunión tan sólo en lo imposible. Y en medio del amor, entre uno y otro cuerpo la caída, algo que se asemeja al latido sombrío de unas alas que vuelven desde la eternidad, al pulso del adiós debajo de la tierra.
La realidad, sí, la realidad: un sello de clausura sobre todas las puertas del deseo.
Olga Orozco
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