La mejor noticia que podemos recibir cada mañana es la de
que aún continuamos con vida;
sin embargo, lo más probable es que esta mañana usted haya abierto los ojos, se haya levantado
apresuradamente y, aunque suene ilógico, se haya percatado de todo, menos de que aún esta vivo. ¿Cuál es la diferencia entre vivir inconsciente de que se disfruta
de estar vivo, y vivir consciente de estar gozando del privilegio
de estar vivo? La diferencia estriba, indiscutiblemente,
en que sin estar consciente de estar vivo, no se valora la vida;
en cambio, estando consciente, se agradece, primero que nada,
al Supremo la gracia de estar vivo, y se valoran, por lo tanto,
cada uno de los instantes en que uno permanece con vida.
Asegurar, de acuerdo al adagio popular, que
"nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde",
resulta demasiado fatalista: hay personas que en este mundo sí saben lo que tienen la vida, y
disfrutan de ella compartiéndola con las de los demás. Sea usted una de estas personas.
No caiga en el error de no saber lo que tiene hasta que lo haya
perdido; resístase a formar parte de ese "nadie"
que nunca supo que tenía vida y, por lo tanto, nunca supo valorarla.
Piense cuál sería la reacción de una persona que hubiera muerto y que de repente,
milagrosamente, se le otorga vida de nuevo.
Usted no tuvo que morir ayer para estar vivo hoy; sin embargo,
ese regalo le fue otorgado nuevamente y
no deja de ser el más maravilloso que hay. Ten confianza en ti. Usa el poder de escoger lo que deseas hacer y hazlo bien. Usa el poder de amar lo que deseas en la vida y ámalo con fidelidad. Usa el poder de caminar en un bosque y ser parte de la naturaleza. Usa el poder de controlar tu propia vida. Nadie puede hacerlo por ti. Nada es demasiado bueno para ti. Tú te mereces lo mejor. Usa el poder de hacer que tu vida sea sana, emocionante, completa y muy feliz. Usa el poder de crear tus propios sueños y convertirlos en realidad.
Hermann Hesse
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