Todo lo que acontece es materia útil para la semilla de la felicidad, si es observado con curiosidad y ganas de crecer.
Todo son oportunidades posibles para el florecimiento, pero para poder hacerlo se requiere un total cambio de perspectiva,
así como abandonar la queja y el papel de víctima permanente.
El futuro está completamente abierto: se escribe con la letra y la tinta del presente.