Me heriste con el dardo de tus dedos, de tu aliento, con el murmullo de tu voz rompiendo en cristales
el silencio
Me heriste absorbiendo el aire, quitándolo de en medio con el crepúsculo adueñándose de tu figura en mis ojos te cincelaste a fuego lento.
Me heriste, me traspasaste aún antes
de tocarme un solo pelo .
Catalizador de ignición,
trocaste hielo en fuego
sin tiempo de reacción.
Con las armas levantadas
pusiste bandera a mis fronteras
derrumbaste los muros
y atracaste también en mis bodegas .
Deshiciste en mi boca
el suave palpitar de las corrientes
desgusté, agridulce,
la sangre de tus venas.
Y yazgo traspasada por el filo de tu daga,
convaleciente mi anhelo
merodeando tu alma.
ETERNAMENTE TUYA
|