No encuentro paz, ni me permiten guerra;De fuego devorado, sufro el frío;Abrazo un mundo, y quédome vacío;Me lanzo al cielo, y préndeme la tierra.
Ni libre soy, ni la prisión me encierra;Veo sin luz, sin voz hablar ansío;Temo sin esperar, sin placer río;Nada me da valor, nada me aterra.
Busco el peligro cuando auxilio imploro;Al sentirme morir me encuentro fuerte;Valiente pienso ser, y débil lloro.
Cúmplese así mi extraordinaria suerte;Siempre a los pies de la beldad que adoro,
Y no quiere mi vida ni mi muerte.
GERTRUDIS GOMEZ DE AVELLANEDA
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