¿Consejo de experto? Muéstrate tal y como eres
¿Esclavo de las circunstancias o artífice de su propio destino? ¿Víctima de los caprichos de los demás o dueño de su propia vida? ¿Prefiere actuar de acuerdo a su propio criterio o reaccionar ante las iniciativas ajenas? ¿Qué elige: la espontaneidad basada en ser usted mismo o los modelos que le imponen otros?
“Algunas personas optan por convertirse en un personaje secundario de su propia existencia en lugar de asumir el papel principal. En la película de su vida, siguen el guión de otros personajes en vez del suyo propio. Se ven encorsetadas y limitadas por infinidad de conductas reactivas y victimistas”, explica la psicoterapeuta holística María Campos Oliva y experta en Programación Neurolingüística (PNL).
“Parece que la vida se ha ensañado conmigo. Mi novio me ha dejado por mi mejor amiga y las amistades comunes están ahora de su parte. Siento mucho dolor y soledad. La vida se me hace insoportable. En el trabajo todo lo hago al revés y temo que me despidan. Siempre he tenido mala suerte. Mis hermanas eran más brillantes que yo. Los niños del colegio me dejaban de lado”, se lamenta Margarita F., una educadora de mediana edad.
Este testimonio de una de las pacientes de Campos Oliva es “un claro ejemplo de una actitud de víctima, anclada en vivencias de la infancia que ahora la persona reproduce en su vida adulta. Se trata de una forma de percibir el mundo que en nada beneficia a quien la adopta”, señala la experta.
“Ponerse en el papel de víctima tiene sus ventajas, como contar con una excelente justificación para nuestros fracasos, no emprender nada para ordenar nuestra existencia o disponer de una vía de escape inconsciente a nuestras propias insatisfacciones, al poder censurar a los demás por lo que nos han hecho”, explica la psicóloga clínica Lola Mayo.
Para la autora del libro ‘La linterna mágica’, “desde una posición de victimismo podemos juzgar a los demás como incorrectos y hacernos la ilusión de que estamos en posesión de la verdad, y sentirnos superiores a ellos como compensación de nuestra falta de autoestima personal”.
Otro de los beneficios psicológicos de ser víctima consiste en que “evitamos el sentimiento de responsabilidad al echar siempre la culpa a los demás e, incluso, podemos manipularles, haciéndoles sentir que son culpables,” añade Mayo.
ABANDONAR EL ROL DE MÁRTIR
Pero de acuerdo a la psicóloga, el victimismo también tiene importantes costes psicológicos, como “generarnos emociones negativas como resentimiento, agresividad, desconfianza y celos, así como dificultad para mantener relaciones sanas y agradables, sensación de estar separado de los demás, o la impresión de vivir en un mundo ingrato y decepcionante”.
“La incapacidad de experimentar paz y gratitud por el hecho de estar vivos, y los sentimientos de injusticia e impotencia, son otros efectos adversos de asumir un rol de sujeto pasivo ante el daño o reveses que nos causan la vida o la gente”, dice Mayo.
“Siempre es aconsejable salir de la actitud de mártir que supone depender mucho de los demás, sacrificar nuestra auténtica forma de ser, vivir a la defensiva y reaccionar en vez de actuar, para pasar a tomar las riendas de nuestra propia vida en lugar de dejarlas en manos ajenas”, aconseja por su parte Campos Oliva.
"Las personas suelen valorar poco sus capacidades y exageran las ajenas, deseándolas y pensando que si las poseyeran serían más felices, cuando en realidad lo que determina el grado de bienestar o felicidad no es lo que poseamos sino la forma en que percibimos lo que tenemos", señala la psicoterapeuta holística.
Para evitar las percepciones distorsionadas, Campos aconseja mantener un diálogo interior con uno mismo que sea más positivo “realzando los logros y minimizando los errores, aceptándose tal y como uno es, valorando los atributos físicos e intelectuales propios, y sin exagerar las cosas que nos ocurren”.
Según la experta, una de las percepciones erróneas más usuales es la de sentirse menos que los demás. “Para sentirse inferior no hace falta tener un defecto. Basta con creer que se tiene una anomalía, como ser físicamente poco agraciado, poseer una mente mediocre o poca cultura, carecer de simpatía, ignorar la cortesía, tener un origen social modesto o dificultad de palabra”.
“Este sentimiento de inferioridad suele traer aparejada una gran dificultad para decir ‘no’ a los demás, y un intento exagerado y constante de gustar y contentar a quienes nos rodean, ayudándoles y aceptando lo que nos piden, aunque no nos interese ni lo deseemos, o incluso nos contraríe”, señala Campos.
Paradójicamente, al decir siempre que ‘si’ a los demás nos estamos negando a nosotros mismos, prosigue la experta, quien agrega que “cada uno de nosotros tiene todo el derecho a negarse a hacer lo que no desea, y para hacerlo hay que partir de la propia confianza y seguridad en uno mismo".
Para evitar sentirse culpable por negarse a hacer algo, Campos propone decir ‘no’ de forma abierta: "no tengo tiempo", "no es algo que me apetezca" o "tengo otras cosas que hacer". “En lugar de sentirse mal por responder con una negativa, hay que verla como una demostración de la capacidad de uno mismo para hacer lo que desea”, finaliza María Campos.
"Lo más sano es aceptarse tal y como somos, con nuestras cualidades y defectos, lo que no implica que no debamos intentar mejorar y corregir nuestras carencias", señala el ‘coach’ (entrenador emocional) y psicoterapeuta José María Sanz (http://www.facebook.com/chema.sanz).
CUATRO CONSEJOS PARA SER UNO MISMO
Para ser protagonistas de nuestra propia vida Sanz sugiere:. 1.- Conocerse y reconocerse a uno mismo, haciendo una lista de las propias cualidades y defectos con la ayuda de los familiares y amigos, y repasar dicha lista, convenciéndose de que uno es así “aquí y ahora”, pero puede cambiar para bien, si así lo desea.
2 .- Apoyarse en todo lo bueno que hay en uno para afrontar las dificultades y conseguir ser cada vez mejor, buscando comportamientos y enfoques alternativos para sentirse a gusto en las situaciones que crean dificultades.
3.- Mostrarse tal y como uno es, exteriorizando las propias cualidades, sin compararse con otros, ya que es un error pensar que los demás son mejores por ser de uno u otro modo.
4.- Pasar a la acción, para autodemostrarnos que somos capaces de conseguir mucho de lo que nos proponemos y eliminar los pensamientos erróneos o negativos acerca de nosotros mismos.