Lo intentó infructuosamente en cuatro ocasiones. Había llegado a las seis décadas de vida y confió en sus posibilidades, aún cuando «devorar» los casi 180 kilómetros y tocar tierra firme era toda una hazaña muy difícil de concretar. Lo hizo aquel 2 de septiembre de hace una año, y el sueño de todo su equipo cobró vida.
La estadounidense Diana Nyad se convirtió en el primer ser humano que cruzó el estrecho de la Florida sin aletas ni jaula de protección, Y su proeza, punto más alto de una extraordinaria vida ligada al deporte, fue merecedora este sábado de la Orden al Mérito Deportivo, la más alta distinción que otorga el Estado cubano a personalidades con destacada trayectoria en esa esfera.
La ceremonia estuvo presidida por Miguel Díaz-Canel, Primer Vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros. Foto: Roberto Suárez
Ella, muy emocionada, la recibió de manos de Christian Jiménez, presidente del Inder, en una sencilla ceremonia presidida por Miguel Díaz-Canel, Primer Vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros, y José Ramón Fernández, titular del Comité Olímpico Cubano.
«Después de lograrlo he recibido muchos homenajes, pero hoy recibir el respeto de los cubanos es un honor muy profundo para mí. Es el honor más precioso de todos», expresó Diana, poco antes de reconocer y agradecer el esfuerzo de su equipo, la contribución del Club Náutico de la Marina Hemingway encabezado por su comodoro José Miguel Díaz Escrich, y de confirmar sus deseos de seguir enlazando a «dos pueblos tan maravillosos como el cubano y el estadounidense».
Recibir el respeto de los cubanos es un honor muy profundo para mí, dijo la nadadora norteamericana. Foto: Roberto Suárez
Al comenzar sus palabras Díaz-Canel recordó la frase de la nadadora: «Si hay algo que realmente es importante para ti, busca el camino, nunca es demasiado tarde para perseguir tu sueño...», y estableció una similitud entre la valentía, resistencia, constancia, confianza y optimismo de Diana y los principios que han guiado al pueblo cubano a lo largo de su historia.
El Vicepresidente cubano reafirmó además el honor que significaba entregar a una excepcional atleta la merecida distinción. «Recíbala como un reconocimiento a su proeza y como un símbolo de amistad entre nuestros pueblos», concluyó.