Con el latido a bocajarro
ando el tramo de mi siempre,
piel de sangre que se mueve
ingrávida en su espacio,
masticando espasmos
que grafitan en los ojos
donde el sentir lo es todo
y todo su verbo somos.
Con la dermis por almohada
de alientos de los suspiros
que mortifican sin permiso
el cuidado de asaltarla,
abren al vivo llagas
tatuando su misterioso afán
en simbiosis del palpitar
reincidentes en tales tramas.
Licúo la vida con solo mirarte,
saltando la alambrada de tus pinchos,
y la canción distinta del instinto
que rasga la tupida tela de aire
vendimiando los versos cada instante
y su mosto exprimido sin prevención,
para no ingerir más que del corazón
y toda la vida que en él late.
Esencia