Lampedusa ha quedado unida a la muerte de miles de personas que cada año intentan alcanzar el espacio Schengen huyendo de guerras, persecuciones, miseria o buscando una vida mejor. Hace ahora un año, el pasado 3 de octubre de 2013, 368 personas murieron en un naufragio buscando alcanzar las costas italianas.
A pesar de las bondades geográficas y climáticas que alientan el comercio, la pesca y el turismo, la isla existe en la geopolítica mundial por un drama complejo: la migración ilegal.
El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) ha dado la voz de alarma sobre el aumento de las víctimas en las travesías en el Mediterráneo. Los datos relativos al tercer trimestre 2014 son preocupantes: entre el 1 de julio y el 30 de septiembre han llegado a Europa 90.000 personas y al menos 2.200 han perdido la vida. En este año, las personas que hasta ahora han cumplido el sueño de llegar a Europa atravesando el Mediterráneo son 165.000, mientras que en todo el 2013 fueron 60.000, datos que indican que el 2014 es un año que marca un récord y muestra la desesperación de miles de inmigrantes para lanzarse al mar poniendo en grave riesgo su propia vida.
Por estos días en Lampedusa recuerdan el naufragio del 3 de octubre de 2013, el más grave ocurrido en el mar Mediterráneo, donde viajaban unos 500 migrantes y solo 155 sobrevivieron.
Habitantes de la isla y sobrevivientes lanzaron flores al mar en recordación de los que no pudieron cumplir sus sueños.