Que la palabra fluya con sangre en el trazo del viaje al otro,
que la repitan los ojos cuando calle
y nos llegue su nave a lo más hondo.
Que la sonrisa fluya en cualquier bombeo,
que sea un canturreo de primaveras internas,
que vibren las venas en su cavidad
toda la honestidad que el amor sienta.
Que el caracter no lo defina el orgullo,
que el nudo lo haga solo la emoción,
que no tiña el temor recodo alguno
y sigamos siendo uno cuando discrepemos los dos.
Que el corazón no deje de llevar las riendas,
que no nos sorprenda más que la caricia,
que en la travesía la ira sea efímera
y serena la conducta que palpita.
Que nos siga ganando el sentir,
y ganen los motivos de seguir en su punto de partida.
Que decida el alma el cólera del sentimiento,
y nos refugie en su centro cuando sople frío,
que me dueles tan mío y tan tuya te duelo
que sin ti me muero y sin mi, no eres camino.
Esencia
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