LA APARECIDA Leyenda de La Aparecida
Esto le sucedió a mi tío, él era chofer de camiones y se dedicaba
a transportar madera procedente de la selva del Perú y de ahí la llevaba hacía
la costa. Una noche de fuerte tormenta, mientras conducía con gran precaución su camión cargado algo le sorprendió.
Entre la espesura Salió una chica que le hacía señas PARA que parara su camión. Mi tío frenó como pudo y consiguió,
milagrosamente evitar un accidente fatídico.
La chica le pidió que la llevara a un pueblo cercano, como era ya tarde y estaba lloviendo mucho mi tío aceptó.
CUENTA él, que al subir la muchacha al camión sintió un extraño frío que le recorrió todo el cuerpo,
pero él no le dio importancia y como la chica estaba totalmente mojada
mi tío le prestó su casaca para que se arropara.
Al llegar al pueblo, ella señaló una casa y se BAJO del camión.
Mi tío CONTINUÓ su camino algo sorprendido, esa chica tenía algo extraño.
Al entrar en la ciudad, recordó que como siempre debía entregar los DOCUMENTOS
en un control y es ahí cuando se da cuenta de que no los llevaba encima,
estaban en la casaca que había prestado a la muchacha que recogió en la carretera.
Al no poder pasar el control, decidió pasar la noche en el camión
y salir a la mañana siguiente hacía la casa que señaló aquella
misteriosa chica la noche anterior, cuando llegó, llamó a la puerta y abrió una señora.
Entonces mi tío amablemente le contó lo sucedido, pero la señora negó
que llegara una muchacha empapada la noche anterior, es más allí no vivía ninguna muchacha.
Pero mi tío insistió, y la describió, la señora sorprendida y con cara de preocupación,
sacó una foto de su cartera y se la mostró,
mi tío afirmó que era aquella la chica que recogió en la carretera la noche anterior.
La señora, con lágrimas en los ojos le contó que esa era su hija, había muerto dos años atrás.
Mi tío incrédulo, no le creyó y entonces la señora lo llevó al cementerio del pueblo.
Allí estaba la lápida en forma de cruz y en el centro la fotografía de aquella preciosa chica,
y colgada, la casaca que la noche anterior mi tío le dejó para que entrase en calor.
Nunca más, mi tío recogió a nadie.
|