NAVIDAD
A veces nuestros corazones
pierden el camino de la paz
y la alegría.
Es fácil verlos por ahí,
cabizbajos, llenos de problemas,
perdiendo la fe, perdiendo la esperanza.
A veces nuestros corazones parecen
haberse olvidado de Dios.
Por eso, cada año,
la Navidad regresa a recordarnos
el júbilo de ese Dios Niño
que vino a dar su vida por nosotros,
a recordarnos la humildad de un Jesús
que quiso ser hijo de un carpintero
y aprender de la vida de los pobres.
Por eso lo llenamos todo de luces
que parecen pequeñas estrellas:
así recordamos a nuestros corazones
que ellos no pertenecen a la tierra,
sino al Cielo,
y que su lugar está allá arriba.
12/15/2014
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