2
Ella me hacía escribir,
en mi triste soledad,
cuando de verdad,
me debatía,
en una lucha constante,
contra las penas,
y las terribles pesadillas,
que hoy serían parte,
de esta curiosa poesía.
3
Su piel me recuerda,
el mar eterno,
que hoy separa,
a la vida de la muerte,
ella no lo sabe,
pero creo que fui,
un hombre con suerte,
porque sin ese trozo,
de cielo,
no hubiera,
recorrido tu alma,
y el poeta del olvido,
hubiera quedado perdido,
de travesía,
en travesía.
4
Dime Dios mío,
por que no te llevas,
el don,
que todos desean,
esa cruz,
que llevo a cuesta,
solo por querer,
encontrar el amor,
y la armonía,
quieres que este escritor,
sea quien trasmita,
el mensaje por su osadía.
5
No hagas que ella vuelva,
reencarnada en otra hada,
de piel pálida,
suave y fina,
tengo miedo del pecado,
pero cualquier,
corazón puro,
conquistaría al que vaga,
en la noche,
y duerme en el día.
6
Déjame terminar,
tumbado en un nicho,
soñando con ella,
viendo su rostro,
reflejado en las estrella,
para encontrar la paz,
que todo humano ansía.
(Poeta del olvido).
Autor: Víctor Manuel Cabrera Llarena.
30/12/2014
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