Le aserraron el cráneo; le estrujaron los sesos, y el corazón ya frío le arrancaron del pecho. Todo lo examinaron los oficiales médicos mas no hallaron la causa de la muerte de Pedro; de aquel soñador pálido que escribió tantos versos, como el espacio azules y como el mar acerbos. ¡Oíd! Cuando yo muera, cuando sucumba, ¡oh, médicos! ni me aserréis el cráneo ni me estrujéis los sesos, ni el corazón ya frío me arrebatéis del pecho, que jamás hasta el alma, llegó vuestro escalpelo. Y mi mal es el mismo, es el mismo de Pedro; de aquel soñador pálido que escribió tantos versos, y como el espacio azules y como el mar acerbos.
ALMAFUERTE
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