EL POEMA MAS BELLO
Tengo tu mismo color y tu misma procedencia. Somos aroma y esencia amargo es nuestro sabor.
Tú viajaste a Nueva York con visa en Bab-el-Mandeb, yo mi Trópico crucé de Abisinia a las Antillas.
Soy como ustedes semillas. Soy un grano de café
En los tiempos coloniales tú me viste en la espesura con mi liana a la cintura y mis abóreos timbales.
Compañero de mis males, yo mismo te trasplanté. surgiste y yo progresé: en los mejores hoteles
Te dijeron ¡qué bien hueles! y yo asentí “¡uí, mesié!”. Tú: de porcelana fina, cigarro puro y cognac.
Yo de smoking, yo de frac, yo recibiendo propina. Tú a la Bolsa, yo a la ruina; tú subiste, yo bajé...
En los muelles te encontré, i que te echaban al mar y ni lo pude evitar ni a las aguas me arrojé.
Y conocimos al Peón con su “café carretero”, y hablando con el Obrero recorrimos la nación.
Se habló de revolución entre sorbos de café: cogí el machete... dudé, ¡Tú me infundiste valor!
Y a sangre y fuego y sudor mi libertad conquisté...! Después vimos al Poeta: lejano, meditabundo,
Queriendo arreglar el mundo con una sola cuarteta. Yo, convertido en peseta, hasta sus plantas rodé:
¡Qué ojos los que iluminé, Que trilogía formamos los pobres que limosneamos el Poeta y su café...!
Tengo tu mismo color y tu misma procedencia, somos aroma y esencia y amargo es nuestro sabor...
¡Vamos hermanos, valor, el café nos pide fe; y Changó y Ochún y Agué piden un grito que vibre
Por nuestra América Libre, libre como su café!
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