Al despertar de un sueño, buscas Tu juventud, como si fuera el cuerpo Del camarada que durmiese A tu lado y que al alba no encuentras.
Ausencia conocida, nueva siempre, Con la cual no te hallas. Y aunque acaso Hoy tú seas más de lo que era El mozo ido, todavía
Sin voz le llamas, cuántas veces; Olvidado que de su mocedad se alimentaba Aquella pena aguda, la conciencia De tu vivir de ayer. Ahora,
Ida también, es sólo Un vago malestar, una inconsciencia Acallando el pasado, dejando indiferente Al otro que tú eres, sin pena, sin alivio.
LUIS CERNUDA
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