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Donde pose los ojos o la frente, ciudad mía del aire temperado, allí te encuentro y yendo desolado me vuelvo jubiloso de repente.
Hecha de tu materia transparente, la niebla de la infancia ha regresado y embellecido todo: el río, el prado, tus colinas que pasan verdemente.
Aparta de mi lado toda nube y déjame en tus piedras que te erigen detener otra vez rumbo y miradas.
Pues quiero ver cómo desanda y sube hacia el primer asombro, hacia el origen, mi sombra por tus calles empinadas.
DIONISIO AYMARA
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