LLOVIENDO
No hace falta que llueva como llueve este día, y, sin embargo, llueve desde el amanecer.
Si hay rosas y retoños, ¿para qué llovería? Si ya todo florece, ¿qué más va a florecer?
Llueve obstinadamente y en la calle vacía las gotas de la lluvia son pasos de mujer.
Pero cierro los ojos y llueve todavía, y al abrirlos de nuevo no deja de llover.
Yo sé que no hace falta que llueva, pero llueve. Y recuerdo una tarde maravillosa y breve,
que fue maravillosa porque llovía así... Y es tan triste, tan triste, la lluvia en mi ventana,
que casi me pregunto, dulce amiga lejana, si no estará lloviendo para que piense en ti.
JOSE ANGEL BUESA
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