Aquella pobre niña que aún no tenía senos...
Y la niña lloraba: —Yo quiero tener senos. —Señor, haz un milagro: un milagro pequeño.
Pero Dios no la oía, allá arriba, tan lejos...
Y cogió dos palomas, se las puso en el pecho... Pero las dos palomas levantaron el vuelo.
Y cogió dos estrellas, se la puso en el pecho... Las estrellas temblaron y se apagaron luego.
Y cogió dos magnolias, se las puso en el pecho... Las dos magnolias blancas deshojaron sus pétalos.
Y cogió dos panales, se los puso en el pecho... Y la miel y la cera se helaron en el viento.
¡Un milagro, Señor, un milagro pequeño!
Pero Dios no la oía, allá arriba, tan lejos.
Y un día fue el amor; se le entró pecho adentro ¡y se sintió florida! Le nacieron dos senos con pico de paloma, con temblor de luceros, como magnolias, blancos; como panales, llenos.
¡Igual que dos milagros... pequeños!
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