Me gustan los perros
porque son
hasta la muerte leales
y abnegados en su amor
por los que quieren.
Me gustan los perros
porque llevan calcetines / en sus nombres
y luceros en la frente
y no se avergüenzan
de las manchas de su piel.
Me gustan los perros
porque son extraños en su condición primaria
y a veces parecieran tener un corazón inteligente
capaz de sanar incluso
al enemigo, a aquel que no merece
el lamido esperanzador.
Me gustan los perros
porque caminan sin miedo ni pereza
carretera hacia delante
y no miran atrás,
aunque les cueste la vida
Me gustan los perros
porque muerden
y protegen a su prole
con su rabia ciega.
Me gustan los perros porque guardan
el hueco de la puerta / del hogar que les cobija
y velan el sueño de los suyos / en la madrugada.
Me gustan los perros
porque han acompañado al hombre
como escuderos fieles y sin embargo
no se han dejado envenenar por su vileza.
Me gustan los perros
por su noble mansedumbre
y su profunda condición salvaje.
guardada como un as
bajo la manga.
Me gustan los perros porque duermen
cuando les da la gana
y comen cuando tienen hambre.
Me gustan los perros
porque tienen lo que yo no tengo,
porque hacen lo que no hago
porque son lo que no soy.
– Juan Cruz López,