Descuella su belleza resonante
no tiene parangón y es tan hermosa ,
la luna que sugiero es primorosa
que surge del naranja alucinante.
Es maravilla del amor reinante
que se revela con fulgor dichosa,
es en verdad, real y esplendorosa,
la inmensidad, en su mejor diamante.
Nacida en el Oriente en rojo velo
justo al anochecer del rubicundo
y murió donde con ardiente anhelo
sepultaba su luz el mar profundo:
y procuró que su divino vuelo
circundara su suelo y todo el mundo.
Marta Marques