La primavera de la esfinge
Olvídate de mí si estás conmigo.
Podemos permitirnos este lujo de abandonar los nombres, porque el nombre es razón de los ausentes, y nosotros estamos en la luz, en el aire que corta las dulces siluetas, en el tiempo que ordena las palabras y en los escalofríos del jardín. Incluso en la memoria que quiso ser presente.
Después vendrá el otoño y volverán los nombres a los labios.
Apágame, viajero, la luz cuando te vayas. Recuérdame , lector, al doblar esta página.
Luis García Montero
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