25 de octubre de 1917, ya que en Rusia se seguía el viejo calendario juliano. En el resto del mundo aquel día era 7 de noviembre, y nadie se imaginaba que aquel día supondría un antes y un después en la historia humana. Para bien o para mal, unos a favor y otros en contra, aquellos sucesos no dejarían indiferente a nadie (aún hoy, 98 años después). Aquel día los trabajadores se hacían con el control de la capital rusa, iluminando con esperanza a miles de trabajadores del mundo o asustando a los poderosos. Algunos detalles se encuentran en un libro soviético de historia, cuyo fragmento se reproduce a continuación:
"El plan de la insurrección, elaborado por Lenin, se cumplía con éxito. Durante la noche y la mañana siguiente fueron ocupadas todas las instituciones gubernamentales más importantes, las plantas de energía eléctrica y las empresas de la economía municipal. Petrogrado se encontraba en manos del pueblo insurrecto. El Gobierno Provisional, que se hallaba en el Palacio de Invierno, no tenía salida. Todos los accesos al Palacio estaban controlados por obreros y soldados insurrectos.
A las 9 de la mañana del 25 de octubre, G. P. Polkóvnikov, comandante en jefe de la Región Militar, informó a uno de los ministros, quien se interesaba por la situación en Petrogrado, de que la situación era crítica, ya que "no había soldados a disposición del Gobierno". En un telegrama al comandante en jefe del Frente Norte, Polkóvnikov comunicaba que la situación en la ciudad era peligrosa. "En las calles no se registran acciones ni desórdenes, lo cual no es óbice para que de manera sistemática vayan ocupando las instituciones y estaciones de ferrocarril y se realicen detenciones. No se cumple ninguna orden. Los cadetes entregan sus puestos de guardia sin oponer resistencia; los cosacos, a pesar de las reiteradas disposiciones, no han salido hasta el momento de sus cuarteles”.
En esas condiciones, el Mando de la Región Militar veía la única salvación en la urgente llegada de soldados del frente. Pero los refuerzos no llegaban. La mayoría de los soldados, principalmente de los frentes Norte y Oeste, más próximos a la capital, apoyaban a los bolcheviques. Dos batallones de ciclistas, que venían del frente, fueron detenidos a 70 km de la capital por soldados revolucionarios. El 25 de octubre, en Petrogrado triunfó la insurrección armada de obreros, marineros y soldados revolucionarios. El histórico llamamiento ¡A los ciudadanos de Rusia!, escrito por V. I. Lenin, decía que el Gobierno Provisional había sido depuesto y que el poder del Estado había pasado a manos del Comité Militar Revolucionario, órgano del Soviet de Petrogrado. El llamamiento decía más adelante: "Los objetivos por los que ha luchado el pueblo -la propuesta inmediata de una paz democrática, la supresión de la propiedad agraria de los terratenientes, el control obrero de la producción y la formación de un Gobierno soviético- están asegurados". Ese mismo día el llamamiento fue transmitido por la emisora del crucero Aurora y publicado en el periódico Rabochi y Soldat; después apareció en los demás periódicos que a la sazón se editaban en Petrogrado y en 21 diarios locales de distintas zonas del país.
A las 9 y 45 de la noche del día siguiente, el crucero Aurora, por la señal de la Fortaleza de Pedro y Pablo, disparó un cañonazo con proyectil de fogueo, anunciando el inicio del asalto al Palacio de Invierno. Se intensificó el fuego de ametralladoras y fusiles contra los cadetes y destacamentos de choque parapetados tras las barricadas levantadas frente al Palacio. A eso de las 10 de la noche, abandonaron el Palacio los cadetes de las escuelas de alféreces de Oranienbaum y de Peterhof y los restos de las centurias cosacas. Las mujeres del batallón de choque, que habían quedado en el Palacio, levantaron la bandera blanca y, bajo escolta, fueron conducidas a los cuarteles del Regimiento de Pávlovsk. Según atestiguaba Chudnovski, para las 10 de la noche se fueron, en total, cerca de 1.000 personas. No obstante, los cadetes de la escuela de alféreces de tropas de ingeniería, así como los oficiales y soldados de choque, se mantenían en sus posiciones. Pero la situación de los sitiados iba de mal en peor. En el Palacio comenzaron a penetrar grupos de 50-100 personas: guardias rojos, marineros y soldados.
Por orden del Estado Mayor de las tropas revolucionarias, a las 12 de la noche se inició el asalto general. Los atacantes avanzaban, desde todas las direcciones, hacia el Palacio de Invierno. John Reed, socialista norteamericano y participante en el asalto, escribía: "Al salir a la plaza echamos a correr, agachándonos y apretándonos unos a otros. Corrimos así hasta chocar con el pedestal de la Columna de Alejandro... Tras unos minutos de permanencia allí, el destacamento, que contaba con varios cientos de hombres, cobró ánimos y de pronto, sin ninguna orden, volvió a lanzarse adelante. En este momento, a la viva luz que salía de las ventanas del Palacio de Invierno, observé que los doscientos o trescientos hombres de la vanguardia eran todos guardias rojos. Había muy pocos soldados entre ellos. Trepamos a las barricadas de leña y al saltar abajo lanzamos gritos de triunfo: a nuestros pies había montones de fusiles abandonados por los cadetes. Las puertas del edificio a ambos lados de las entradas principales estaban abiertas de par en par".
No era la una de la madrugada del 26 de octubre cuando guardias rojos, marineros y soldados irrumpieron en el Palacio y los cadetes se vieron obligados a abandonar un piso tras otro. Los asaltantes se dispersaban por los pasillos y salas del enorme edificio. Los obreros de la Guardia Roja manifestaban extraordinaria conciencia, alta organización y firmeza. Con el fin de proteger los valores artísticos del Palacio, se situaron centinelas. A las 2 y 10 del 26 de octubre, el Palacio de Invierno ya se encontraba en manos de los insurrectos; los ministros del Gobierno Provisional fueron detenidos y enviados a la Fortaleza de Pedro y Pablo.
El 25 de octubre, fecha en que triunfó la insurrección en Petrogrado, entró en la historia como el día que dio comienzo la Gran Revolución Socialista de Octubre en el país y que abrió una nueva era en la historia de la humanidad."
Extraído de "Historia de la Gran Revolución Socialista de Octubre" Editorial Progreso.
Artículo relacionado: La Revolución de Octubre, un obra por terminar