MELANCOLÍA Hay un ser apacible y misteriosoque en mis horas de lánguido reposome viene a visitar;.yo le cuento mis penas interiores,porque siempre, calmando mis dolores,mitiga mi penar.Como el ángel del bien y la constancia,en los últimos sueños de la infanciaaparecer le vi;contemplóme un instante con ternura,y "Oye -dijo-: las horas de venturapasaron para ti."Yo vengo a despertar tu alma dormida,porque un genio funesto, de la vidate aguarda en el umbral;y benigno jamás, siempre iracundo,te encontrará, del agitado mundoen el inmenso erial."Yo elevaré tu espíritu doliente;disiparé las nubes que en tu frentelas penas formarán;consagra sólo a mí tus horas largas,y enjugaré tus lágrimas amargasy calmaré tu afán."Seré de tu vivir guarda constante,y mi pálido tinte a tu semblantetrasmitirá mi amor.Y te daré una lira en tus pesares,por que al eco fugaz de tus cantaresse exhale tu dolor."Y te daré mi lánguida armonía,que los himnos que entona de alegríala ardiente juventudjamás ensayarás, pobre cantora,porque siempre la musa inspiradoraseré de tu laúd."Dijo, y de entonces, cual amiga estrellaalumbra siempre, misteriosa y bella,mi noche de dolor;y me arrulla sensible y amorosa,como arrulla la madre cariñosaal hijo de su amor.Y haciendo que en sus alas me remontea otro mundo de luz sin horizonte,de dicha voy en pos;y entonces de mi lira se desprendenota sin nombre que la brisa extiende,y escucha sólo Dios.Yo te bendigo, fiel Melancolía;tú los seres que anima la alegríano vas a adormecer;porque eres el consuelo de las almasque del martirio las fecundas palmaslograron obtener.Por ti en los aires resonó mi acento,y para dar un generoso alientoal pobre corazón,alguna vez la Patria bendecidabenévola me escucha sonreíday aplaude mi canción.No pido más: bien pueden los doloresdestrozar sin piedad las bellas floresde la ilusión que amé;que jamás, bajo el peso que me oprime,mientras un rayo de virtud me anime,la frente inclinare.
SALOME URUEÑA DE HENRIQUEZ |