Cruz, descanso sabroso de mi vida vos seáis la bienvenida. Oh bandera, en cuyo amparo el más flaco será fuerte, oh vida de nuestra muerte, qué bien la has resucitado; al león has amansado, Pues por ti perdió la vida: vos seáis la bienvenida.
Quien no os ama está cautivo y ajeno de libertad; quien a vos quiere allegar no tendrá en nada desvío. Oh dichoso poderío, donde el mal no halla cabida, vos seáis la bienvenida.
Vos fuisteis la libertad de nuestro gran cautiverio; por vos se reparó mi mal con tan costoso remedio; para con Dios fuiste medio de alegría conseguida: vos seáis la bienvenida.
SANTA TERESA DE JESUS
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