«En términos de organización social, el ser humano está rehaciendo el mismo camino de la hormiga. Es difícil imaginar que algunas de las grandes invenciones de la humanidad fueron logradas por un organismo de unos pocos milímetros. Y de eso hace 70 millones de años», cuenta a este diario Laurent Keller, director del Instituto de Ecología y Evolución de la Universidad de Lausana, en Suiza.
Hace 30 años que decidió cambiar a los primates por las hormigas. Las observa y sigue una por una, desde el campo hasta el laboratorio. Un camino que lo ha llevado a ser reconocido con el prestigioso premio Marcel Benoist. Sostiene que entre la hormiga y el ser humano hay muchas similitudes. «Muchas más de las que uno se puede pensar. De la agricultura a la división del trabajo, estos pequeños insectos son precursores de nuestra sociedad».
«Un planeta sin hormigas es difícil de imaginar. Su peso total representa el 10% de la biomasa animal terrestre. El único con una biomasa similar es el hombre», señala. En el plano ecológico, «las cerca de 12.000 especies identificadas son importantísimas. Mejoran la calidad del suelo, facilitan la dispersión de las semillas y eliminan parásitos y organismos muertos», explica Keller.
Y siguen las sorprendentes analogías entre la especie humana y las hormigas: «Éstas han logrado modificar su entorno mediante la construcción de nidos complejos en el suelo o en los árboles. Con la división del trabajo han podido aumentar la productividad del grupo. Han desarrollado mecanismos para reducir los conflictos y limitar la propagación de parásitos al interior de sus colonias». Existen hormigas-policías responsables de alejar o eliminar a los operarios que se comportan de una manera nociva para la sociedad en la que viven.
Rasgos todos que se encuentran en la sociedad humana, remarca el especialista. «Al igual que las hormigas, hemos modificado nuestro medio ambiente con la construcción de ciudades que nos protegen de la naturaleza y de los depredadores. Nos hemos especializado en determinadas tareas, lo que ha permitido incrementar nuestra productividad», relata el entomólogo.
Las claves de su éxito radica en que trabajan en equipo. Para alimentar a las colonias, que pueden tener hasta cinco millones de individuos, «han inventado la agricultura y la ganadería», afirma Keller. Algunas especies cultivan hongos y controlan su crecimiento con las enzimas. Otras crían áfidos (pulgones de las plantas), se alimentan de su melado, una sustancia azucarada rica en aminoácidos, y, si es necesario, se los comen. «Exactamente como hace el hombre con la vaca: bebe su leche y come su carne», enfatiza este experto.
El ‘Facebook’ de las hormigas
Según Keller, el secreto de la eterna juventud podrían tenerlo las hormigas. En algunas especies las reinas pueden vivir hasta 30 años. «Es cien veces más que el promedio de los insectos», señala.
Al vivir protegidas por las obreras, las reinas han podido desarrollar mecanismos de reparación del ADN que retrasan el envejecimiento. «Es un buen modelo para estudiar el envejecimiento en los seres humanos», añade.
Actualmente trabaja en lo que él ha denominado como el «Facebook de las hormigas». A través de unos diminutos códigos de barras que ha colocado en el dorso de cientos de hormigas un escáner registra información de quién interactúa con quién, en qué momento y en qué lugar y así quiere saber cómo se divide el trabajo dentro de la colonia. Cómo se evoluciona y quién decide que «los trabajadores más jóvenes se ocupen de los huevos puestos por la reina, los más viejos, de la limpieza del nido y la recolección de alimentos».
Este científico, que cuando no está con las hormigas hace deporte y va al cine, insiste en que las hormigas son un modelo ideal para estudiar la evolución de la vida en sociedad. «Si queremos evitar un retorno al oscurantismo -dijo hace unos años- es esencial conocer la evolución en detalle. La de las hormigas y la de los seres humanos». Por eso aconseja que ante una plaga de hormigas en la cocina, lo que se debe hacer inmediatamente es tomar papel y lápiz y empezar a dibujar.
(Con información de El Mundo)