Un panorama en el que irrumpen con fuerza partidos, como los progresistas de Podemos, que han enterrado el bipartidismo y que pueden poner nerviosos tanto a Bruselas como a los mercados.
Pero España ha optado claramente por el cambio y por la izquierda.
Los votos de los socialistas del PSOE, Podemos e Izquierda Unida suman más de 11.600.000 frente a los 10.7150.000 del Partido Popular de Mariano Rajoy y del liberal Ciudadanos de Albert Rivera, el gran perdedor de la noche electoral, con 3,5 millones de electores.
El PP se ha quedado con 123 escaños, gracias a un sistema electoral que prima el voto rural al urbano, frente a los 186 que tuvo en la última legislatura, una mayoría absoluta que le permitió gobernar a golpe de decreto ante la indignación de la oposición.
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Con este complicado escenario, los líderes políticos han empezado este lunes a posicionarse.
Así PP y Ciudadanos presionan al PSOE para que se abstenga en la investidura de Rajoy.
El vicesecretario de organización del PP, Fernando Martínez Maíllo, exigió responsabilidad al PSOE "porque nos jugamos la estabilidad de España, es una situación compleja y todo el mundo tendrá que retratarse".
"Comienza un escenario distinto, que es el de pactar y dialogar. Se abrirá una ronda de contactos con todos los partidos políticos y lo va a liderar, como es lógico, el partido más votado", dijo Maíllo, en declaraciones a varios medios.
El político conservador reconoció que un pacto con Ciudadanos, que consiguió 40 escaños y que se ve como su aliado natural, sería más fácil por la similitud de sus propuestas. Pero tampoco suman.
Pero el PSOE ya ha dejado claro que votarán "no" a la investidura de Rajoy y que votarán “no” al PP y que descartan una gran coalición a la alemana.
Preguntado por esta posibilidad, Luena contestó que "los españoles han votado cambio" y el PP ha perdido más de cuatro millones de votos, así que "están pidiendo un cambio de políticas, no lo contrario" y un Parlamento con "minorías fuertes" que tendrán que negociar.
Y ahí se abre la puerta a una gran coalición de izquierdas, con partidos más reacios a la ampliación de la OTAN hacia los países del Este, menos belicistas en el tema sirio y que prefieren blindar los derechos sociales antes que subir los presupuestos de Defensa.
Pablo Iglesias, el auténtico triunfador de la noche electoral al conseguir desde la nada 69 diputados, avanzó esta mañana que ahora no toca hablar de investiduras ni pactos.
“No es el momento de los trileros ni de los que hacen números"; es hora de hablar desde la "altura de Estado" y la "tranquilidad".
Iglesias pidió al resto de fuerzas políticas "que estén a la altura" y que reconozcan el carácter "plurinacional" de España.
El político con la coleta más mediática de España puso como condición infranqueable para futuros pactos con otras formaciones "la celebración de un referéndum en Cataluña" y otras reformas constitucionales.
"El referéndum en Cataluña es imprescindible", insistió.
Tema: Proceso soberanista catalán
"Vamos a defender el sí a un proyecto con España, no queremos la independencia, pero queremos que se vote democráticamente".
"Si el PSOE no entiende que España es plurinacional y se bunkeriza en el pasado, está diciendo que va a entregar el Gobierno al PP", aseguró el político que advirtió "que el PSOE no cuente con nosotros para seguir por ese camino y apoyar al PP".
Iglesias defiende mas líneas rojas para negociar pactos.
Entre ellas se encuentra la reforma constitucional, que considera "imprescindible".
"La Constitución tiene que blindar los derechos sociales”, hay que reformar “la ley electoral para que sea más proporcional” (hoy el PP logra un escaño cada 58.600 votos, mientras que ha Izquierda Unida le cuesta 461.000) y hay que “prohibir las puertas giratorias, entre otras cuestiones", aseguró el líder de Podemos.
El nuevo diputado exige también una moción de confianza a mitad de legislatura si el Gobierno no cumple con el programa y un acuerdo territorial basado en la plurinacionalidad.
Ayer ya dijo que el domingo nació “una nueva España”.
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Afirmación que comparten muchas analistas que adelantan que de este congreso tan fragmentado saldrán las nuevas reformas institucionales que necesita España para avanzar, como la judicial, la territorial o la constitucional.
Y las reformas llegarán gobierne quien gobierne: el PP en minoría, una gran coalición a la alemana con la derecha y la socialdemocracia o un gobierno de izquierdas que necesitará también del apoyo de los nacionalistas como los independentistas de Esquerra Republicana de Catalunya para poder alcanzar el poder.
Cuatro años de duras políticas de austeridad que han dejado un país mucho más pobre y también el segundo más desigual de Europa y de sucesivos escándalos de corrupción política y económica en las filas del PP y del POE han llevado a un resultado electoral tan inaudito como histórico.
Como señala el editorial del diario El País: “El nuevo sistema determinado por las urnas no supone una revolución, pero sí un cambio importante. De entrada refleja los deseos de los españoles, que piden negociación y consenso, en buena parte hartos de los enfrentamientos sin salida a los que condujeron en el pasado las situaciones muy polarizadas”.
El 13 de enero se constituye el Congreso de los Diputados y el Senado, este último con mayoría absoluta conservadora, tras lo que el rey Felipe VI presentará un candidato para ser investido presidente.
En la primera votación, el candidato debe sumar mayoría absoluta en el Congreso de 350 escaños. Si no logra los diputados necesarios, 176, se someterá a una nueva votación 48 horas después en la que sólo necesitaría la mayoría simple.
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De no lograr el respaldo de la Cámara, el Rey puede proponer otros candidatos.
Si a mediados de marzo no se pudiera formar Gobierno se convocaría de nuevo elecciones.