Me senté en la mejor de mis estrellas y pensé en tí... sólo en tí. Porque, ¿sabes?...
Te Amo y por eso hice un mundo donde pudieras estar hasta que llegara el momento en que vinieras junto a mí.
En ese mundo puse la belleza en una flor, tierra y semillas para que pudieras comer.
Puse el cielo y le di el día y la noche; en el día puse un sol para que sintieras el calor de mi amor,
y en la noche puse la frescura para que sintieras sin ver, puse la oscuridad y en ella la luna y las estrellas
para que supieras que en la penumbra hay belleza, que la belleza no sólo se ve sino que también
se siente y todo lo hice para ti.
Puse un mar. En el mar puse animales, todos diferentes de forma y color para que los pudieras distinguir;
también pensé en ellos y les di un lugar para vivir.
Pensé que te aburrirías si todo fuera del mismo color, por lo que a las plantas les di el verde, al día el azul,
a la noche el negro, a las estrellas su brillo y hasta a tus ojos les di color.
Permití el mal para que pudieras conocer el bien, puse en tu corazón bondad, amor, paz y también perdón.
Pensé que no podrías estar solo e hice a la mujer para que hubiera un cuerpo que, unido al tuyo, diera vida.
También pensé que no me entenderías por lo que te di inteligencia.
Estaba yo feliz, pero luego vi que no sabías pensar y ¿sabes?, sentí decepción cuando creíste que yo no existía;
que todo tenía una explicación científica y la tiene, porque la puse para que pudieras
entenderme con mayor facilidad.
Y como te amo, de vez en cuando, o muy seguido, permito un problema que es un regalo
que te doy para que aprendas a crecer... y aun así, dudas de mí.
Todo el tiempo pienso en ti y todos los días mando una señal especialmente para ti, y aunque te di ojos,
pareces ciego porque no quieres verla. En el mundo que te regalé, sembré semillas de amor, sin embargo
tu sembraste semillas de odio, egoísmo y frialdad; las dejaste crecer y te pedí que las cortaras y no me hiciste caso,
porque vives en tu mundo lleno de cosas materiales.
Y como te haces sordo a mi voz, decidí escribirte esta carta para recordarte que te Amo
y si me has hecho daño, te perdono. Yo también siento y ¿sabes?, te pido que me recibas en tu corazón
y que encuentres en Mí consuelo, paz y tranquilidad...
Acércate a mí.
No necesito decirte quien soy... tú ya lo sabes.
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