Si mi Musa se ha dormido
¿Qué culpa tengo yo de eso?
Hoy soy pajarillo herido,
hoja seca, con nada ileso.
Nada despierta a esta Musa
que cuando dice que no,
¡ni los ángeles del cielo
le hacen levantar su voz!
¡Déjenla por Dios ya quieta!
ella quiere estar muy sola,
como la hoja de otoño,
como la mágica ola.
Algún día volverá
a ser quien era mi Musa,
pero ahora por favor,
la soledad le atesora.
Ivette Rosario