Por Ricardo Robledo / Noticias Nuestra América
En Colombia, el autodenominado Centro Democrático, asume la lucha contra el aumento del 7% en el salario mínimo,
contra el incremento del IVA al 19%, contra la venta de Isageé, contra la corrupción,
contra la injusticia, contra la desnutrición, contra el mal estado de la salud.
El copycat es un método publicitario por medio del cual un actor político asume las banderas, las consignas, logos
y el discurso de sus opositores con el fin de impactar a la población y captar seguidores entre los confundidos.
Pero estos pretendidos “nuevos compañeros de lucha” que han organizado una marcha contra el proceso de paz este 2 de abril,
no incluyen en sus consignas ningún rechazo al paramilitarismo ni de condena a las muertes de luchadores populares
-en lo que va del año, la fatídica cifra ronda la cuarentena-. Lanzar comentarios de repudio frente a este tema, seria para
ellos un ataque a sus propias estructuras. Se evidencia un serio compromiso con el terror que se ejerció sobre las familias campesinas,
con el destierro y el despojo, hoy legalizado. Los falsos positivos se ejecutaron entre el 2000
y el 2010, alcanzando su cúspide en el 2007; precisamente cuando gobernaba la extrema derecha.
Una lucha contra la corrupción, carece de contenido sino va acompañada de una trayectoria ética y de un proceder diáfano
en las acciones presentes. Durante el gobierno del 2002 al 2010, se esquilmaron los bienes públicos como nunca en la historia
del país; simultáneamente en este periodo, las fuerzas armadas oscuras, se apoderaron de los presupuestos, las contrataciones
y la nominas municipales, a lo largo y ancho del territorio nacional. Muchos de los funcionarios que hicieron parte
de estos gabinetes, hoy están encarcelados o huyen de la justicia - a la que invocan en sus discursos-.
Así las cosas, sus palabras no son más que un engaño a la ciudadanía y a la nación.
Parece que también se olvidan cómo surgió la ley 100 que convirtió a la salud en un negocio rentable, pero defraudador
de los recursos del estado e incapaz para responder a esta básica necesidad de la población. Sería bueno que estos opositores
de cuello blanco, se conmovieran ante la miseria omnipresente en la nación y dedicaran sus recursos y esfuerzos para la
reconciliación y construcción de un nuevo país, más civilizado, basado en el derecho, en el respeto a la vida y a los acuerdos constitucionales.
Es un nuevo espectáculo ver marchar a algunos ricos y sus secuaces, tratando de expiar
sus culpas sociales y de lavar su prontuario; es una muestra de que algo está cambiando en el país.