EL PODER DE LA AMISTAD
(Eugenia Correa)
A veces se nos olvida, tenemos demasiado en la cabeza, el trabajo, llevar una casa, educar a los niños, y entonces descuidamos una parte de la vida que no es un simple lujo, es una necesidad: las amigas. De acuerdo a un estudio Australiano, conducido por el Centro de Estudios de la Edad en Flinders University, el cual siguió a 1,500 personas por más de 10 años, las personas que tienen una red social de amigos mayor y los frecuentan más viven 22 por ciento más que aquellos que tienen menos amistades.
Pero más allá de las estadísticas, el hecho de tener un grupo sólido de amigas es una forma de nutrir tu vida de forma positiva. Las amigas, cuando son reales, confiables y fieles, sin importar todas sus manías o defectos (que una misma también tiene) son un soporte para la vida que no se reemplaza con nada, ni siquiera con relaciones familiares. Pues, a diferencia de la familia, los amigos no dependen tanto de nosotros o nosotros de ellos lo que hace su relación más clara, más objetiva. Algunos doctores dicen incluso que quien tiene buenos amigos tiende a ser más saludable pues ellos se preocupan por dar buenos consejos alejándote de malos hábitos. Quienes reciben más visitas al hospital después de una operación suelen recuperarse más rápido.
Las amigas son aquellas personas que estarán allí cuando te separas de tu pareja, cuando tienes un problema con un hijo, cuando te enfrentas a dificultades económicas, cuando te has enojado con tu madre o simplemente cuando necesitas ser escuchada. Fomentar a las amigas debe ser una prioridad en nuestra vida, hay que regalarnos ese tiempo pues la amistad es un tesoro grande que no queremos tener enterrado.
Ciertamente a veces las amigas pueden ser un factor de estrés, pues como en cualquier relación a hay momentos en que somos menos compatibles con alguien. Pero el beneficio de la amistad es que se puede dar por montones, con cada amiga solemos compartir algo distinto algo que de alguna forma nos es valioso y que nos mantiene equilibradas.
El secreto de tener muchas amigas es ser esa amiga que a ti te gustaría tener. Yo lo aprendí de mi abuela quien tenía muchísimas amigas, recuerdo haber convivido con ellas en las buenas, en sus cumpleaños, aniversarios y en las malas, cuando enfermó y estuvimos entre hospitales y doctores. Hoy que mi abuela ya no está, recuerdo a todas sus amigas con cariño, incluso aún tenemos la suerte de frecuentar a algunas de ellas, que son al final amigas de la familia. Les tengo gran aprecio pues sé que cada vez que la llamaban o visitaban le sacaban una sonrisa. Mi abuela coleccionaba chistes, los apuntaba para que no se le olvidaran, y recuerdo que era un gran regalo que llegara alguna amiga con un chiste para su colección.
Hoy yo he intentado cultivar amistades similares. Tengo muchas amigas, todas distintas pero todas profundamente hermosas a su manera, algunas tan diferentes a mi que ni siquiera se pensaría que podemos tener relación alguna y posiblemente sean esas a las que más quiero. Con unas ha sido más fácil que con otras, pero mi corazón se ha edificado gracias a cada una. Hoy agradezco tener amigas y a ellas les dedico esta columna, (espero también que me perdonen tanta cursilera).
Y tu, aprovecha este día y frecuenta a alguna vieja amiga seguro te regalará una sonrisa.