El “tarifazo” de los servicios públicos en Argentina, con incrementos de más del mil por ciento, se transformó en una de las crisis más graves para el presidente Mauricio Macri a siete meses de haber comenzado su gobierno.
Los abruptos incrementos en gas, agua y luz decretados por Macri fueron acompañados, además, por frases desafortunadas del presidente y de sus funcionarios que indignaron a muchos ciudadanos.
“Cuando de golpe ustedes se encuentran en su casa en invierno y se vean que están en remera (camiseta) o en patas es que están consumiendo energía de más, en invierno debes estar abrigado aun en tu casa”, convocó el mandatario.
El ministro del Interior, Rogelio Frigerio, ya había advertido que en la Patagonia “la gente andaba de remera porque era prácticamente gratis el servicio (de gas)” y desperdiciaba la calefacción, lo que le valió duras críticas porque en esa región hubo alzas de hasta el dos mil 700 por ciento.
La víspera, el jefe de Gabinete, Marcos Peña, anunció modificaciones en el “tarifazo” y reconoció: “voy aprendiendo esto, como estamos aprendiendo esto todos ahora del tema del gas”.
Desde abril se decretaron aumentos de hasta el 500 por ciento en la luz, de más del 300 por ciento en agua, de más de mil por ciento en gas, del 66 por ciento en el metro y del 100 por ciento en transporte colectivo y trenes de Buenos Aires y la zona metropolitana.
Aunque hubo reclamos al inicio, las protestas estallaron cuando los usuarios comenzaron a recibir sus boletas y las postearon en las redes sociales para denunciar que los nuevos costos eran impagables.
Por ejemplo, usuarios que pagaban 300 pesos de gas por el bimestre recibieron boletas de más de tres mil pesos y otros que pagaban cuatro mil pesos de luz abrieron facturas con montos de 18 mil pesos.
La situación es insostenible porque desde que Macri asumió la Presidencia hubo despidos masivos, una inflación estimada acumulada del 40 por ciento y las alzas salariales apenas si superaron el 30 por ciento en los gremios más favorecidos.
Para ahorrar luz, algunos teatros apagaron sus marquesinas y algunos clubes de barrio lograron reducciones, pero otros negocios, sobre todo locales pequeños, de plano tuvieron que cerrar porque los costos son impagables.
El gobierno se vio obligado a replantear su estrategia después que miles de usuarios ganaran amparos en todo el país que frenaron las alzas y fallos de tribunales que ordenaron la aplicación de las tarifas anteriores.
Peña, el ministro de Energía, Juan José Aranguren, y el de Justicia, Germán Garavano, anunciaron modificaciones sólo en las tarifas de gas y firmaron que el tope del incremento será del 400 por ciento y no llegará a más del dos mil por ciento que registró en La Patagonia.
Sin embargo, miles de personas mantienen la convocatoria a un “cacerolazo” nacional para el próximo jueves en rechazo al “tarifazo”.
(Con información de Notimex)