Si me preocupa que un error pasado limite mi libertad, recuerdo que así como lo que ha ocurrido me ha traído hasta aquí, cada buen pensamiento y oración de corazón me lleva hacia una vida sin limitaciones. Soy una creación de Dios, ¡soy libre con la libertad del Espíritu! Si los acontecimientos del mundo o en mi hogar hacen que sienta temor, recuerdo que Dios es mi puerto seguro y que en Sus brazos amorosos soy libre.
El amor de Dios envuelve a mis seres queridos y a mí todo el tiempo y en todo sentido. No existe situación que esté más allá de la habilidad de Dios para cambiarla y mejorarla. Dios está aquí conmigo, amándome, consolándome y guiándome a lo que es mejor para mí —hoy y mañana. ¡Soy libre con la libertad del Espíritu!
Porque el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad.—2 Corintios 3:17