3. Cuida el exterior tanto como el interior, porque todo es uno
Para encontrar un verdadero estado de bienestar es imprescindible que mente y cuerpo estén en un equilibrio. No centrarnos demasiado en el aspecto físico o, por el contrario, en el aspecto interior. Mantener un equilibrio nos ayudará a sentirnos más plenos y conscientes del aquí y ahora, facilitándonos una plenitud emocional más rica.
Cuida tu exterior, pero también cuida tu interior. Practica el contacto con lo que te rodea y no te olvides de practicar el contacto contigo mismo, con tu interior. La meditación o el yoga pueden ayudarte en esta tarea. El mundo es un reflejo de nosotros mismos.
4. Más vale usar pantuflas que alfombrar el mundo
Para encontrar nuestra paz interior, tenemos que ser conscientes de nuestros potenciales personales y aprender a saber dosificarlos, así como nuestros recursos. De esta forma viviremos un auténtico crecimiento y evolución. De nada sirven las prisas, los impulsos y la velocidad.
Los grandes objetivos siempre se consiguen a largo plazo. Por lo tanto, cultiva tu paciencia, dosifica tus recursos y avanza. Poco a poco irás evolucionado, poco a poco irás creciendo pero todo a su ritmo. Las prisas no son buenas consejeras, no lo olvides.
5. No lastimes a los demás con lo que te causa dolor a ti mismo
Se trata de una de las frases de Buda que nos permite eliminar casi todas las leyes y mandamientos morales actuales en nuestra sociedad. Teniendo parecido significado con la frase “no le hagas a los demás lo que no te gustaría que te hiciesen a ti”.
Esta quinta reflexión es una de las frases de Buda que va mucho más allá, ya que consiste en un profundo conocimiento de nosotros mismos y una gran empatía para/con los demás, que requiere también de mucha conciencia y responsabilidad por nuestra parte. Implica un darse cuenta acompañado de una buena práctica, poniéndonos en el lugar de los demás.
6. No es más rico quien más tiene, sino quien menos necesita
Nuestro deseo de tener más, tanto en el plano material como el emocional, es la principal fuente de todas nuestras preocupaciones y desesperanzas. Su máxima se basa en aprender a vivir con poco y aceptar todo aquello que nos brinda la vida en su momento. Ello nos llevará a una vida más equilibrada, reduciendo el estrés y muchísimas tensiones internas.
El hecho de desear más cosas a menudo solo indica falta de seguridad, que nos sentimos solos y necesitamos llenar esos vacíos. Sentirnos a gusto con nosotros mismos permite dejar atrás la necesidad de no tener que demostrar nada. Las posesiones no nos llevan a la felicidad. La felicidad es una actitud y por lo tanto es algo que se cultiva desde dentro.
7. Para entender todo, es necesario olvidarlo todo
De pequeños estamos en continuo aprendizaje. Nuestro mapa mental aún no está diseñado, lo cual nos hace abiertos a “todo” y a la capacidad de entender cualquier cosa. No sabemos juzgar. Al contrario todo lo que nos sea mostrado, lo acogemos con ganas de aprender y de disfrutar.
Pero a medida que crecemos, nuestra mente se llena de condicionamientos y normas sociales que nos indican cómo debemos ser nosotros mismos, como deben ser las cosas, cómo debemos comportarnos e incluso qué debemos pensar interiormente. Nos volvemos inconscientes con nosotros mismos y nos perdemos.
Para cambiar y ver las cosas desde una perspectiva más sana para nosotros, tenemos que aprender a desligarnos de las creencias, hábitos e ideas que no provienen de nuestro corazón. Para ello, esta frase budista nos servirá para comenzar el proceso: “En el cielo no hay distinciones entre este y oeste, son las personas quienes crean esas distinciones en su mente y luego piensan que son verdad”.
Fuente: lamenteesmaravillosa.com