El microrelato es como sigue:«Luego de una maratónica sesión de sexo
el amante volvió a su casa con las carnes exprimidas, y la mujer quedó en su lecho
a la espera de su prometido y que la vida volviera a su lastrante hipocresía».
El anterior microrelato lo escribió una chica de 14 años que nació en Colombia
pero creció en Alemania. Vane, la llaman sus padres, estudia el bachillerato en
un instituto de Baviera. El texto obtuvo el primer premio en un concurso de
microrelatos para jóvenes menores de 15 años. Los padres de Vane están orgullosos
de que su hija haya ganado el concurso en un país que cuenta en su historial con 105
premios Nobel, de los cuales 32 son de física, 30 de Química y 29 de medicina.
Cuento esto a raíz del reciente bochinche -polémica es otra cosa- creado por los
«santones» colombianos alrededor de la educación «sentimental» que deben recibir
los chicos y las chicas en las escuelas y colegios del país. Los «santones» colombianos
a veces nos hacen recordar a esos personajes de La Mala Educación, el filme de Pedro
Almodóvar que escarba en la hipocresía de quienes se amparan en «la buena educación»
para abusar de los pequeños. En el filme el padre Manolo mata a la travesti Zahara
y le dice a otro cura de que no hay testigos del crimen y que Dios está de parte de ellos.
El padre Manolo sodomizó a Zahara cuando era un niño.
En eso andan los «santones» por estos días: echando basura a la calle para que la gente
se distraiga revolviendo. Sería bueno revisar la hoja pública de estos «santones»
y saber qué han hecho por la educación en Colombia. Lo más probable es que hayan recortado
presupuesto a la educación pública, la investigación y la tecnología. Colombia tiene muchísimos
«santones» y un solo Nobel. Un Nobel de literatura. Los «santones» persiguieron a
Gabriel García Márquez y luego cuando murió lo enviaron a las hogueras del infierno.
*En twitter: @Yezid_Ar_D - Blog: