Llegaste a mi puerto sin pedir permiso,
te anclaste pronto en mi corazón,
y él comenzó a sentir algo preciso
sin esperar siquiera un pronto adiós.
Convertiste mi mar en un paraíso
con palabras hermosas y una canción
Navegaste en otros mares sin previo aviso
sin tener siquiera por mí compasión.
El tiempo de tormentas pronto llegaría
el mar agitado me lo advirtió,
mi costa se llenó de melancolía
de aquel amor que pronto zarpó.
Agua salada mi compañía
de un amor que ya no surgió,
eran recuerdos en mi bahía
de aquel amor que un día llegó.
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