CAPOULICÁN
Ya todos los caciques probaron el madero.
«¿Quién falta»,
y la respuesta fue un arrogante:
«¡Yo!»
«¡Yo!», dijo;
y, en la forma de una visión de Homero, del fondo de los bosques Caupolicán surgió.
Echóse el tronco encima, con ademán ligero, y estremecerse pudo, pero doblarse no.
Bajo sus pies, tres días crujir hizo el sendero, y estuvo andando... andando... y andando se durmió.
Anduvo, así, dormido, vio en sueños al verdugo: él muerto sobre un tronco, su raza con el yugo,
inútil todo esfuerzo y el mundo siempre igual. Por eso, al tercer día de andar por valle y sierra,
el tronco alzó en los aires y lo clavó en la tierra ¡como si el tronco fuese su propio pedestal!
JOSE SANTOS CHOCANO (PERU)
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