El maíz es un cereal que ha alimentado a generaciones de personas como parte de una dieta saludable. Proporciona el 10% de la ingesta diaria recomendada de magnesio, vitamina C, fósforo, tiamina, ácido fólico y fibra. Existen varias variedades de maíz que se cultivan hoy en día, tales como el pedernal, abolladura, el maíz dulce y las palomitas de maíz. Además existen diversas variedades de sorprendentes colores, como el rojo, negro, blanco y naranja.
Debido al alto contenido en fibras del maíz (casi el 20% de la cantidad diaria recomendada), es un alimento excelente para aliviar los problemas digestivos como el estreñimiento y las hemorroides.
Si tu corazón está en buenas condiciones, los ácidos grasos de aceite de maíz mantendrán el equilibrio entre el Omega-3 (bueno) y el Omega-6 (malo) lo que reduce el colesterol, la presión arterial y las posibilidades de ataques cardíacos o accidentes cerebrovasculares.
Una de las principales causas de anemia es la deficiencia de hierro, puesto que es el hierro el que forma las células rojas de la sangre.
El maíz es una buena fuente de luteína que pueden ayudar a preservar una buena salud ocular.
Al igual que otros frutos secos y semillas, se llegó a pensar que las víctimas de la diverticulitis tenían que evitar maíz alto en fibra.
Los antioxidantes erradican los efectos perjudiciales causados por los radicales libres,y por lo tanto pueden retrasar el deterioro cognitivo y prevenir este tipo de problemas tales como la enfermedad de Alzheimer.
Además contiene vitamina C, E, B7, y magnesio.
Las personas con un alto riesgo de enfermedades del corazón deben evitar el aceite de maíz, debido a su ácido graso.
El maíz es rico en hidratos de carbono, de manera que si consumes demasiado puede incrementar tu peso.
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