Sucesos increíbles son reconocidos como milagros. La vida misma, en todas sus formas, es un milagro. La inimaginable totalidad de Dios eternamente lleva a cabo un plan divino que desafía toda explicación. Cada uno de nosotros es un milagro, creado y sostenido por Dios.
A pesar de lo difícil que parezca un reto, recuerdo que vivo en sociedad con Dios. Elevo mis expectativas al plano divino en el cual todas las cosas son posibles.
No existe separación entre lo creado y el Creador. Jesús habló de esto cuando dijo, “El Padre está en mí, y … yo estoy en el Padre”. Con Dios, puedo superar cualquier desafío que pueda presentarse. Yo soy un milagro de vida .
Crean en las obras que hago, para que sepan de una vez por todas que el Padre está en mí y que yo estoy en el Padre.—Juan 10:38