Esa mujer que ya no va conmigo,
más que un amor, fue una costumbre mía.
Y alguien podrá entenderme cuando digo
que a veces me acompaña todavía
esa mujer que ya no va conmigo.
Nadie ha podido detener el viento
ni transformar en júbilo una pena.
Se va el amor y cambia el sentimiento,
y aunque alguien haga florecer la arena
nadie ha podido detener el viento.
Lo que pudo durar toda la vida
se convierte en espuma de repente.
Y el alma se nos queda entristecida
cuando se va definitivamente
lo que pudo durar toda la vida.
Esa mujer que ya no va conmigo
supo crearme una ilusión extraña.
Y alguien podrá entenderme cuando digo
que a veces todavía me acompaña
esa mujer que ya no va conmigo.