Los últimos destellos del sol desvanecen,
Profetizan la llegada de la sublime luna,
La noche se derrama en el cielo.
La acompañante de las estrellas es ahora nuestra compañía,
Cual envidia es magna por vuestra artificiosidad del alma
Y hechura de la figura, la cual cautiva perdiéndote en su mágica esencia.
¿Es a caso profano disfrutar de tal divinidad?
¿Cuál precio he de pagar por mirar el reino prohibido de Dios?
La noche es temerosa del brillo irradiante de tu presencia, temerosa de su subsistencia mientras la luna hace intentos vanos por emular tu esplendor.
Cual es la deuda del destino hacia mí, para recompensarme de tal manera.
Mi inmortal valquiria brindándome de igual inmortal dicha,
Alimentándome de la presencia de tu virtud, definida por la misma esencia de Dios.
La noche terminará, mas sin embargo el mañana sonríe prometiendo nuevamente disfrutar a tu lado mi valquiria,
Mi inmortal valquiria.
Desconozco el autor