Ante tanta ignorancia no podemos quedar calladas.
El presidente de Estados Unidos viola los derechos humanos del pueblo cubano con la nueva política hacia Cuba que recrudece el bloqueo. Las más de cuatro millones que integramos la Federación de Mujeres Cubanas denunciamos ante el mundo que las medidas anunciadas constituyen, también, un acto de violencia política contra el pueblo cubano, incluyendo las mujeres, niñas, niños y adolescentes, cuya vida cotidiana se pretende hacer más difícil. Por ello, apoyamos firmemente la Declaración de nuestro Gobierno Revolucionario.
Resulta un insulto calificar como héroes a los mercenarios de Playa Girón. Si ellos han olvidado la historia, o simulan hacerlo, ahí están los testimonios de Nemesia y sus hermanos, quienes vieron morir a su madre durante dicha invasión; están los de los familiares de los jóvenes que ofrecieron sus vidas defendiendo a su país. También desconocen la valentía de las madres cubanas cuando salieron a las calles exigiendo el cese de los asesinatos de sus hijos, entre ellos el de Frank País, hecho donde estuvo involucrado el esbirro de la dictadura batistiana, Bonifacio Haza, padre del desafinado violinista.
El pasado 21 de enero cientos de miles de mujeres en todo el mundo salieron a las calles a manifestarse en contra del machismo y el sexismo de Trump, que incluso se ha burlado públicamente de un periodista con discapacidad. Hace unos días una afroamericana embarazada fue baleada por la policía en Seattle, con lo que aumenta la cifra de personas negras que mueren a manos de las fuerzas policiales en ese país. ¿Qué moral asiste al presidente norteamericano para hablar a Cuba de derechos humanos?
Cuba es uno de los países que en el mundo brinda mayor protección física y moral a su pueblo, donde la dignidad de las personas está en el centro de las políticas sociales. Solo hay que ver el desarrollo alcanzado por las mujeres cubanas; los presupuestos que nuestro país dedica a los programas de salud, educación y seguridad social, entre otros, para comprender la dimensión profundamente humanista de nuestra Revolución.
Acostumbradas a luchar y resistir, las cubanas le decimos que no aceptamos ni cercos, ni zancadillas, ni injerencias, ni amenazas de nadie y, mucho menos, de quienes quieren desconocer nuestro legado que a lo largo de siglos nos sostiene e impulsa. Este pueblo no ha cedido jamás ante chantajes de ningún tipo. Le vendría bien leer la historia de la familia Maceo-Grajales para saber de qué temple está forjada nuestra nación.