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General: LULA : UNA CONDENA POLÍTICA
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De: Ruben1919 (Mensaje original) |
Enviado: 13/07/2017 02:51 |
Lula: una condena política
Publicado: 12 jul 2017 19:54 GMT | Última actualización: 12 jul 2017 20:06 GMT
Es difícil leer de otra manera el fallo del juez Sergio Moro más que como una condena política, que busca un cimbronazo (más) en un país que desde hace tres años vive de sobresaltos institucionales, en medio de una severa crisis económico-social. ¿Cómo caracterizar de otro modo a una condena a 9 años de prisión para quien encabeza todas las encuestas presidenciales conocidas rumbo al 2018? Es una condena política, con todas las letras, por un departamento del cual no hay prueba alguna (firma, contrato, mudanza, etc) que demuestre que sea del expresidente, tal como quedó demostrado en la audiencia, meses atrás.
Quien condena al histórico dirigente sindical es el pirotécnico y mediático juez Moro, quien aparece en decenas de fotografías sonriendo junto a Aécio Neves —seriamente implicado en Lava Jato— y al tambaleante Michel Temer, quien en estos días pudiera ser reemplazado por Rodrigo Maia. Muy lejos de la equidistancia política bajo la cual la mass media regional intenta situar a Moro, es un juez cuyo objetivo final ha quedado claro: que Lula no compita (o lo haga seriamente condicionado) en las elecciones presidenciales de 2018. La campaña de la derecha —la misma que le hizo el golpe a Rousseff— tendrá ahora un seguro eslogan en caso que el pernambucano decida igualmente competir: "¿Cómo votar a alguien ya condenado?".
Sin embargo, la historia latinoamericana muestra que la estrategia de la derecha brasileña es bien riesgosa, pudiendo volverse un boomerang. Lula no solo encabeza las encuestas de intención de voto rumbo al año próximo, sino que los sondeos lo muestran como el expresidente vivo mejor valorado de la historia de su país. Gobernó en un período de bonanza económica y redistribuyó. ¿Alcanzará esta condena en primera instancia para bajar sus índices de popularidad, o podrá esto ser visto como una arbitraria decisión de aquellos que ya efectuaron un golpe a la democracia brasileña durante 2016? Las próximas semanas dirán. Lula, que sobrevivió a cuatro décadas de asedio del grupo Globo, piensa sobrevivir al juez Moro.
Brasil aparenta ser un experimento de la derecha regional en varios sentidos. Primero porque encabeza un profunde ajuste luego de una década de ampliación de derechos: Temer recortó la inversión social, principalmente en salud y educación, por las próximas dos décadas y acaba de aprobar en el Senado una reforma laboral profundamente regresiva. Pero, además, porque la persecución a Lula puede mostrar un espejo en el cual mirarse Argentina y Paraguay, donde Cristina Fernández de Kirchner y Fernando Lugo, respectivamente, aún mantienen una pujante actividad político-electoral.
La condena a Lula, además de ser política, parece ser un mensaje del 'establishment' al conjunto de los líderes populares de la región que, aún con las corporaciones mediáticas, judiciales y financieras en contra, siguen encabezando las encuestas. ¿Estaremos ingresando en la fase de un "Plan Cóndor judicial", tal como afirmó recientemente Eugenio Raúl Zaffaroni? ¿Hasta dónde se animarán la derecha brasileña y latinoamericana en este intento de "restauración conservadora" que vive el continente? ¿Se vienen nuevas "condenas políticas" en el Cono Sur? Las preguntas están sobre la mesa. Mientras tanto, la defensa del expresidente brasileño apelará la medida y recurrirá al tribunal de segunda instancia, que ahora tendrá sobre sus espaldas el peso de definir si ratifica o absuelve.
Por Juan Manuel Karg
Politólogo UBA / Analista Internacional
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El destino político de Lula depende de tres polémicos jueces
Publicado: 13 jul 2017 04:26 GMT | Última actualización: 13 jul 2017 04:27 GMT
Este trío de magistrados no ha pasado desapercibido en la opinión pública debido a sus nexos y actuaciones, calificadas por algunos juristas como "ilegales".
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El "destino político" de Luiz Inácio Lula da Silva depende de un trío de jueces. El gran detalle es que uno de ellos es íntimo amigo de Sergio Moro, que condenó al exmandatario a nueve años y seis meses por corrupción y blanqueo de dinero.
Los tres 'desembargadores', como se llama en Brasil a los jueces de segunda instancia, son João Pedro Gebran Neto, Leandro Paulsen e Victor Luiz dos Santos Laus, que pertenecen al Tribunal Federal de la 4.ª Región (TRF-4), en Porto Alegre, Brasil, informa 'Piauí'.
Moro lidera la investigación judicial conocida como 'Operación Lava Jato' y, según un documento de 2009 filtrado por Wikileaks, recibió entrenamiento en EE.UU. recoge 'Esquerda Diario'.
Gebran Neto, nacido en Curitiba, tiene reconocida trayectoria y mantiene una estrecha amistad con Moro, con quien estudio su maestría en la Universidad Federal de Paraná, en 2000. Ha sido el juez relator de las sentencias de Lava Jato.
Los abogados defensores de Lula plantearán el tema ético sobre "cómo puede un amigo revisar la sentencia del otro", según 'Piauí'. Por su parte Moro restó relevancia al nexo y lo calificó de "jurídicamente irrelevante", según medios locales.
Durante su actuación en Lava Jato, Gebran Neto fue el encargado de revisar la sentencias de Moro para emitir su voto, que, posteriormente, sería analizado por Santos Laus y Paulsen, reseña el diario argentino 'La Nación'.
Es recordado el caso del exdiputado del Partido de los Trabajadores (PT), André Vargas, cuya condena emitida por Moro fue confirmada por este trío de magistrados. En esta oportunidad, la actuación de Paulsen fue cuestionada por expertos que la calificaron de "inconsistente".
Para Paulsen, "solo la intención de corromper sustenta una condena", para los abogados Y "es un acto inmoral e insuficiente", recoge 'Piauí'.
Laus, el otro integrante de este trío, pertenece a una reconocida familia de juristas y estuvo relacionado con la Operación Carne Débil, en la que se vieron envueltos los principales frigoríficos de Brasil acusados de adulterar sus productos.
Según el relato de un testigo, Laus se ha referido públicamente a Moro como si fuera "infalible".
Las decisiones del TRF-4 suelen demorar unos diez meses, por lo que esto podría conllevar dificultades para cristalizar la candidatura anunciada por el propio Lula, aunque parece que va a tener una oportunidad para postularse en las elecciones de 2018.
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Lula habla tras el fallo: "Quieren eliminarme del juego político"
Publicado: 13 jul 2017 15:27 GMT | Última actualización: 13 jul 2017 18:22 GMT
El ex mandatario brasilero rechazó la sentencia en primera instancia del juez Sergio Moro, que lo condena a una pena de 9 años y medio por presunta corrupción. Para él, se trata de una jugada política para impedirle presentarse en los comicios de 2018.
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Lula se defendió y presentó su candidatura para el 2018 en Brasil
“Fue una condena mentirosa”
En lo que pareció un acto partidario en la sede del PT en San Pablo, Lula lanzó su contraataque: “El único que tiene derecho de decretar mi final es el pueblo brasileño”.
Lula defendió su inocencia y lanzó su candidatura.
El ex presidente de Brasil Luiz Inácio Lula da Silva proclamó ayer su inocencia, rechazó por “mentirosa” la condena a nueve años y medio de prisión por corrupción dictada en su contra por el juez Sérgio Moro y se postuló oficialmente como precandidato presidencial para las elecciones del año próximo.
En lo que pareció un acto partidario, ante un millar de personas y en la sede del Partido de los Trabajadores (PT) en San Pablo, Lula lanzó un contraataque frente a la sentencia desde el terreno que más conoce: la lucha política. “El único que tiene derecho de decretar mi final es el pueblo brasileño”, sostuvo.
Su candidatura dependerá del Tribunal Regional 4 de Porto Alegre, la cámara de apelaciones, ya que si se confirma la sentencia Lula no podrá ser candidato y quedará inhabilitado por la ley de la Ficha Limpia. Esa es la clave de todo este proceso y es por eso que el PT lanzó, arropando a su líder de 71 años, la consigna: “Elección sin Lula es un fraude”, alentando al fantasma de la proscripción. El ex sindicalista fue candidato en 1989, 1994, 1998, 2002 y 2006 y en las últimas dos logró imponer a su sucesora, Dilma Rousseff, destituida el año pasado.
Con críticas a los medios, a la prensa y a la “casa grande”, como se dice en Brasil a la élite económica, en alusión a la época de la esclavitud, Lula, favorito en las encuestas, disparó: “Si creen que con esta condena alguien me saca del juego, se equivoca, estoy dentro del juego”. “No sé cómo alguien consigue escribir casi 300 páginas para no decir absolutamente nada contra la persona que quiere acusar”, dijo en su primer pronunciamiento público tras la condena.
Lula fue condenado el miércoles en primera instancia a nueve años y seis meses de prisión por el juez federal Moro por una causa de corrupción asociada a la red que operó en la estatal Petrobras, pero la sentencia aún no es firme y deberá ser ratificada por un tribunal superior.
“La sentencia tiene un componente político muy fuerte”, señaló quien fue presidente de Brasil entre 2003 y 2010. Apuntó que “ninguna verdad fue tenida en cuenta” durante el proceso, uno de los cinco que tiene abiertos con la Justicia, la mayoría de ellos relacionados con la trama corrupta que operó en la estatal Petrobras. “Si alguien tiene una prueba contra mí, por favor, que me lo diga y la manden” a la Justicia porque “me quedaría más feliz si fuera condenado con base en una prueba”, comentó. Por otra parte, la Central Única de Trabajadores (CUT) anunció que el 20 de este mes habrá una jornada de lucha en todas las capitales del país para repudiar el fallo, dijo Wagner Freitas, titular de esa poderosa organización sindical.
Lula fue condenado en primera instancia, por lo que la decisión adoptada por el juez federal Moro, encargado del caso de corruptelas en Petrobras, puede ser revertida por un tribunal superior. La condena contra el político más celebrado de Brasil en la última década disparó ayer la incertidumbre en un país que no deja de generar escándalos. Lula tiene posibilidades de que el tribunal de segunda instancia no confirme (o revoque) su sentencia antes de las elecciones previstas para octubre de 2018, consideró el analista de la Universidad de Brasilia Antonio Testa. “Por el ritmo de esos juicios, es improbable que juzguen a Lula antes de las elecciones”, dijo Testa.
Lula hizo la lectura de que su “cacería judicial” es para “impedir no el regreso de una persona, sino de un proyecto político” y calificó como la continuidad del golpe contra Dilma Rousseff la sentencia de Moro, el juez de Curitiba colocado en un sitial de héroe por los medios concentrados, las tapas de revistas y los empresarios que lo llenan de premios.
“Hacerle un golpe a Dilma y que vuelva Lula dos años después no les cierra”, comentó el mandatario, que aprovechó para hacer algunas comparaciones futbolísticas. Afirmó que no pudo leer todo el fallo porque “anoche Corinthians hizo lo que debía hacer ante Palmeiras”, al referirse al clásico paulista ganado 2-0 por el “Timao”, y también citó nada menos que Lionel Messi para criticar a los medios de comunicación y el tratamiento de las noticias basadas en mentiras. “Un día el noticiero anuncia que Lionel Messi será contratado por mi Corinthians. Nosotros le preguntamos a Corinthians si lo compró, Corinthians dice que no y nos enojamos porque no trae a Messi. Barcelona dice que Messi es de ellos. Y nosotros decimos, no, lo dijo la TV Globo, es de Corinthians”, graficó.
El fallo, anunció Lula, será sometido al análisis de 60 juristas nacionales e internacionales que emitirán una opinión que se convertirá en un libro. Pero en paralelo al efusivo contraataque con candidatura incluida, el presidente del tribunal de apelaciones afirmó ayer que antes de las elecciones se decidirá la suerte de Lula. “Pudo afirmar con casi total seguridad que antes de la elección el caso de Lula ya estará juzgado por el tribunal”, advirtió el camarista Carlos Thompson, presidente del Tribunal Regional Federal de la Cuarta Región de Porto Alegre.
Uno de los escenarios posiblemente más dramáticos sería que la condena a Lula sea confirmada en plena campaña electoral y que el ex presidente sea apartado de la carrera o incluso enviado a prisión siendo el favorito para ocupar la presidencia.
Pero incluso si la condena llega después de una eventual elección e investidura, los problemas serían inmensos, cree Testa. “Difícilmente podría gobernar. Podría sufrir un ‘impeachment’”, dijo el politólogo.
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