Raúl Sendic, vicepresidente de Uruguay, ha anunciado finalmente este sábado su dimisión “indeclinable” después de un duro dictamen de la coalición gobernante, el Frente Amplio (FA), que condenó el uso que hizo de las tarjetas corporativas durante su paso por la presidencia de la petrolera estatal ANCAP. El escándalo de las tarjetas fue el acto final de un largo proceso de descrédito iniciado cuando se dio a conocer el déficit de la empresa, causado durante su mandato, y tuvo su peor momento cuando se descubrió que Sendic había mentido sobre su título universitario.
El hijo del histórico guerrillero tupamaro, también llamado Raúl Sendic, ha anunciado su renuncia ante el plenario del Frente Amplio, reunido este sábado para estudiar las sanciones que se derivaban de la condena del Tribunal de Conducta. Sendic añadió en Twitter que la decisión era “indeclinable”. Minutos después, el presidente Tabaré Vázquez anunció que había aceptado su dimisión.
Las últimas semanas fueron agónicas para el dirigente uruguayo: las revelaciones sobre sus gastos con las tarjetas de crédito de ANCAP estaban en todas las conversaciones y portadas. Viajes de avión, hoteles, regalos comprados en joyerías… el vicepresidente era una vez más señalado por su gestión en la petrolera, y todo indicaba que tras este último escándalo también el presidente Vázquez le había retirado su apoyo. De nada sirvieron las justificaciones de un ya inaudible Sendic cuando detalló que, en nueve años, el dispendio no superó los 4.000 dólares (3.320 euros al cambio actual), en su mayoría gastados en el extranjero, en el marco de viajes oficiales y regalos de empresa.