No ocurre muy seguido que en la vida
uno sueñe algo inolvidable,
pero hace tiempo te soñé y no puedo
sacar eso de mi vida y de mi sangre…
Te soñé etérea, frágil y volátil
envuelta en resplandor divino,
la dulzura de tu rostro hermoso
me invitaba a sonreír contigo…
Me vi feliz bailando siempre
al compás del arpa melodiosa
y al hacerlo me latía el alma,
pegadita muy cerquita de tu boca…
Mientras más yo me gozaba
tu sonrisa se extendía plena,
me mirabas con una gran dulzura
y tocabas mi cabello con cariño
decía yo: que sueño tan hermoso
no quiero despertar ya nunca,
pues así siento que renace el brillo…
Cuando yo más me aferraba a tu silueta
comenzaste a diluirte en el aire,
sentí que te escapabas de mis brazos
mientras me abatía un gran llanto suspirante…
Desperté con lágrimas eternas
comencé a vivir llorando siempre
porque sé que te soñé conmigo,
cuando nunca me has pertenecido
nada entre tú y yo jamás ha sido…
La verdad pasaste por mi existencia como un sueño
¡olvidaste pronto mi cariño!
pero ese tiempo se quedó en mi vida,
tiempo que alimenta mi alma enferma
de tanto suspirar por ti ¡volátil amistad divina!
(Cuánto te quise y que poco duró lo nuestro…
pero el sueño, no lo olvido)
Desconozco el autor