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General: LAS VOCES DEL RÍO
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De: SILA4141 (Mensaje original) |
Enviado: 05/11/2017 15:04 |
LAS VOCES DEL RÍO
Pocas cosas motivaban más a Roy como la oportunidad de cada noche ser testigo de un cielo plagado de estrellas. Con apenas diez años de edad, poseía una gran sensibilidad que lo vinculaba con los cielos y la madre naturaleza. Frecuentemente salía con su padre de campamento y las experiencias vividas eran de gran valía, pues ellas alimentaban su espíritu con cada visita. En una ocasión se internaron en la profundidad de un bosque, mientras el papá de Roy levantaba la tienda, el niño se alejó a recolectar leña para encender la fogata, la noche estaba a punto de llegar cuando el sonido de un río llamó su atención. Se internó cada vez más en el bosque buscando el hipnótico sonido de las aguas que inevitablemente se perdió en el trayecto. Sacó su lámpara y logró percibir extrañas sombras que lo vigilaban, éstas se movían a gran velocidad y progresivamente se acercaban más hacia él. Su corazón comenzó a latir rápidamente, aceleró el paso con gran nerviosismo hasta tropezar con la raíz de un árbol, se golpeó la cabeza al caer e inevitablemente perdió la conciencia por unos momentos. Una dulce voz repetía una y otra vez el nombre de Roy mientras éste recobraba los sentidos. Era una tierna voz femenina que no cesaba de transmitir con cariño una evocación de tranquilidad, y a la vez, de fascinación. Roy se levantó, se frotó la cabeza con el dorso de su mano izquierda y siguió a la enigmática voz que lo llamaba. El clamar del río, que desde hacía tiempo lo acompañaba, se unió junto a la voz en total armonía. Roy observó con asombro como todos y cada uno de los árboles en su entorno comenzaron a irradiar en su copa un aura de color blanco tan intenso que cegaron por un instante su visión. De los troncos y las raíces emergió un arcoíris de luces en movimiento que se mezclaba entre hermosas oleadas multicolores. Pequeños seres de forma humana corrían o volaban de un extremo a otro de las miles de flores que brotaron juguetonas hasta donde alcanzaba la mirada de Roy. Los seres se confundían con mariposas que extendían sus transparentes alas. Fue entonces que la voz que atrajo a Roy se mostró ante él. Se trataba de un ser femenino que no sobrepasaba los diez centímetros. Se presentó con el nombre de Sofía. Ella poseía un aura especial de color blanco brillante que la diferenciaba de los demás seres. Sofía explicó a Roy que los seres se alimentaban del rocío de la noche, del contacto permanente con la tierra, de la reacción que en ellos generaba la luna, de la energía del sol, de la retroalimentación con otros seres y de la sabiduría de las aguas. Entonces Sofía acarició con su pequeña mano la mejilla de Roy. Tomó del piso una hoja, con ella retiró la presencia de una lágrima que aun permanecía en el rostro del niño, comenzó a entonar un canto en un lenguaje extraño que introdujo a Roy dentro de un estado de total fascinación. El sonido del arroyuelo nunca desapareció desde la primera ocasión en que Roy lo escuchó. Incluso al perder la conciencia, seguía conectado a él. Cuando Sofía dejó de cantar, Roy percibió que sus pies se encontraban dentro de las aguas del río, fijó la vista atrás, observó que Sofía levantaba su mano en señal de despedida y comprendió que la fantasía tangible siempre está ahí, deseosa de encontrarnos, a la vuelta de todas las esquinas.
Iván Alatorre Orozco |
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